Baja oferta y precios inaccesibles hacen casi “inalcanzable” el sueño de comprar vivienda | |
Captura Pantalla tuinmueble.com
En el país el déficit de unidades habitaciones es de 3 millones aproximadamente, según datos de la Cámara Inmobiliaria. Sin embargo, el resultado del registro nacional realizado por el Gobierno, a través de la Misión Vivienda, arrojó 3 millones 700 mil 349 familias con necesidad de casa. “Todo eso sin contar que mucha gente de la clase media que no cuenta con vivienda propia no se inscribió en este censo”, informó a mediados de junio el ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de Caracas, Francisco Sesto. Durante el taller denominado “El Impacto de la Gran Misión Vivienda Venezuela” ofrecido a periodistas de medios públicos y nacionales, Sesto agregó que entre tres y cuatro núcleos familiares viven juntos. “El hacinamiento es realmente impresionante”, expresó, al tiempo que detalló que entre el 60 y 70% de la población con necesidad de inmueble son familias conformadas por tres y cinco miembros. Distintos son los factores que han incidido en el aumento desorbitado de las viviendas, todos relacionados con la baja oferta y las alcabalas que mantienen en desaceleración al sector construcción. Al haber poca oferta en el mercado primario (inmuebles nuevos), el mercado secundario se ha distorsionado, explicó en entrevista exclusiva a Noticias24 Aquiles Martini, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela. “La realidad es que los precios suben por la escasez de casas nuevas, las leyes venezolanas han hecho que la mayoría de los promotores privados no inviertan en el sector (…) al existir una violación de la propiedad privada y de los diferentes derechos constitucionales, los inversionistas nacionales y extranjeros se sienten atemorizados y optan por alejarse”. En diferentes portales inmobiliarios a los que puede accederse a través de internet, se observan los “desorbitados precios” que varían de acuerdo a la ubicación del inmueble. En las principales ciudades el costo es mucho más elevado que en el interior, al punto de que una vivienda en la parroquia 23 de enero (oeste) no baja de los 700 mil bolívares. En la parroquia la Candelaria, un apartamento se vende entre los 1.700 y 2.800 bolívares, el mismo rango que se maneja en diferentes zonas del Municipio Libertador. Si nos trasladamos al este, los precios se duplican. En Chacao el costo de un inmueble varía entre los 3.000 (el más bajo) y 9.000 bolívares; en Macaracuay entre los 6.000 y 13.000 mil bolívares, al igual que en el municipio El Hatillo. En esta urbanización que ha ido creciendo habitacionalmente en los últimos años, el costo de un apartamento oscila entre los 4.000 y 10.000 bolívares, mientras que las casas se ofrecen a partir de Bs. 15.000. Otro factor a tomar en cuenta es que las viviendas ya no se ofrecen sólo en bolívares. En los últimos meses se han incrementado las operaciones de compra-venta y alquiler de inmuebles en dólares. Aquiles Martini señaló que luego de la modificación de la tasa de cambio, que en febrero pasado pasó de Bs. 4,30 a Bs. 6,30 por dólar, una devaluación de 46%, “la gente ha pretendido ajustar su inmueble al valor del dólar, lo que ha generado también distorsión”. Recordó que comercializar en moneda extranjera en Venezuela es ilegal. “Existe un control de cambio que hay que respetar, es inviable pensar que el que vive en Venezuela pueda ajustarse con su salario a estos costos”. Añadió que los elevados precios de las viviendas responden a la pretensión de mantener el valor de la propiedad equivalente a la moneda dura. Martini insistió en que “no hay manera de medir las transacciones en dólares, porque se trata de un acto ilícito”. Sin embargo, fuentes del sector señalaron que se trata de una práctica común, sobretodo en las grandes ciudades. Agregaron que actualmente “se da en todo los estratos de la sociedad, no sólo en aquellos con mayores ingresos”. “Cada vez hay menos viviendas que ofertar” Luego de dos años de crecimiento sostenido, la actividad de la construcción retrocedió 1,2% en el primer trimestre del año, según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV). La baja disponibilidad de insumos como cabillas y cemento “impactaron negativamente”, refirió el instituto emisor en su reporte trimestral, en el que agregó que hubo una desaceleración de las obras públicas, especialmente en la Gran Misión Vivienda. El Presidente de la Cámara Inmobiliaria del país confirmó la disminución de la actividad por la escasez de materiales, pero también agregó que el sector se ha visto impactado por la devaluación de la moneda, la aplicación de la Ley Orgánica del Trabajo y los problemas sindicales. Detalló que Sidor “produce menos de la mitad de acero que despachaba en 2007, cuando se fabricaron 4 millones de toneladas, y que la industria cementera nacional no tiene suficiente materia prima para surtir tanto al sector público como privado”. Acotó Martini que “son muy pocos” los proyectos habitacionales nuevos, por las limitantes que se imponen en la obtención de los permisos necesarios para construir, entre ellas, la Leyes como la de Arrendamiento y de Estafa Inmobiliaria. Con respecto al sector público, se mostró escéptico sobre el cumplimiento de la meta de la Gran Misión Vivienda Venezuela para este año. “Según el ministro Ricardo Molina se han construido ya 43 mil viviendas, sin embargo sabemos que el 62% de esa cifra son sustituciones de rancho por casa, es decir no son unidades habitacionales nuevas. Por otra parte, la meta para 2013 es lograr entregar 380 mil y a la fecha no llevan ni 25 mil”. En cuanto al sector privado, admitió una reducción importante en la construcción en los últimos años. En 2008 y 2009 las empresas solicitaron permiso para edificar 150 mil casas, mientras que en 2011 la cifra bajó a 30 mil. De 2012 no se tienen cifras oficiales, puesto que el BCV dejo de suministrarlas. Aseguró que actualmente el empresario está dedicado a construir viviendas ya en desarrollo y evaluando proyectos nuevos en conjunto con el Estado, que generarán un total de 21 mil 635 casas prometidas por el ministro de Vivienda, Ricardo Molina, y que serán canalizadas a través del programa 0800-MIHOGAR. “Usted ahora no podrá comprar su vivienda a través de una revista inmobiliaria, como se hacía anteriormente, ahora debe inscribirse en el 0800-MIHOGAR, se anota en una lista y entonces el Gobierno va a decir donde usted va a vivir, si es que sale afortunado”, dijo Martini. Financiamientos frente a los bajos sueldos Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) refieren que desde 1999 hasta 2012 son “menos los empleados formales que ganan hasta un salario mínimo”. Actualmente, según el INE más de cinco millones de personas trabajan en el sector informal de la economía, mientras que otros cinco millones en el sector formal, que representan el 72,14% y que ganan dos salarios mínimos. Mientras que sólo el 27,8% de la población formal ocupada hasta el segundo semestre de 2012 perciben tres ingresos mínimos legales. No obstante, aunque el INE exprese que ha mejorado la capacidad adquisitiva de los venezolanos, los sueldos aún resultan bajos en el panorama económico actual, quedando diluido ante la falta de medidas que impulsen el desarrollo productivo. Esto hace que los salarios apenas sirvan para paliar los índices de inflación y las devaluaciones de la moneda. “El venezolano se ha empobrecido, es por ello que se le hace cuesta arriba ahorrar o pedir financiamiento para un inmueble”, dijo el representante de la Cámara Inmobiliaria. Destacó el esfuerzo de aumento a 350.000 bolívares del tope para los créditos hipotecarios, pero “este monto no alcanza para adquirir una vivienda, ni siquiera a través del 0800-MIHOGAR”, cuyo tope se fijó en 500.000 bolívares”. Se preguntó: “¿Cuántas unidades habitaciones hay nuevas o usadas que se vendan a ese precio? Sólo las informales en las barriadas, pero los bancos no prestan dinero para adquirirlas porque el terreno no es propio”. Informó que para acceder a un financiamiento de 500 mil bolívares en la banca privada, “el venezolano debe ganar más de 20 mil bolívares mensuales y se fijan tasas preferenciales para su pago. Realmente no existe una política hipotecaria para la clase media, y mucho menos para la clase baja”. En un recorrido por diferentes entidades financieras, se pudo constatar que los créditos a otorgar por la vía del Fondo de Ahorro Obligatorio para la Vivienda (FAOV) pueden ser de hasta 300.000 bolívares y están dirigidos a quienes tengan ingresos no mayores a cuatro salarios mínimos al mes (8.189,92 bolívares). Además, los venezolanos que se ajusten a este rango podrán contar con el denominado Subsidio Directo Habitacional. Se trata de una ayuda no reembolsable que otorga el Estado y abarca un subsidio total temporal (de dos años) para las familias que tengan ingresos mensuales menores al salario mínimo (2.047,48 bolívares). Todo esto mientras la familia logra superar su situación económica, y puede luego comenzar a pagar según sus ingresos. Por su parte, quienes devenguen un sueldo mínimo mensual cuentan con 80% de subsidio; dos salarios mínimos, 54,1% de subsidio; tres salarios mínimos, 30% de subsidio y hasta cuatro salarios mínimos, 10% de subsidio. Entretanto, los financiamientos otorgados por la gaveta hipotecaria tienen un monto máximo a financiar dependiendo de los ingresos familiares. Por este crédito pueden optar quienes tengan ingresos de hasta 15 salarios mínimos al mes (30.712,2 bolívares). Mientras que fuera de esta cartera, están los préstamos superiores a los 15 salarios mínimos. “Hay que construir más de cinco Caracas en los próximos cinco años” Para saldar la demanda de viviendas calculada en 3 millones y responder a la demanda anual de 100 y 200 mil por crecimiento de la población, Martini indicó que se necesitan más de cien mil hectáreas urbanizadas en el país. “Caracas tiene poco más de 18 mil hectáreas, por eso hay que construir más de cinco Caracas en los próximos cinco años”. Agregó que es un error seguir construyendo en la capital de Venezuela. “Ya no cabemos aquí, lo ideal es urbanizar tierras, hacer nuevas ciudades y se hace también necesario crear una capacidad de materia prima que nos permitan desarrollar las viviendas que hagan falta, además de romper con los paradigmas hipotecarios, para que cada venezolano pueda acceder a un inmueble y no esté condenado a vivir de arrimado o a pagar altas cuotas de alquiler”. Fuente: Aniger Esteves / Departamento de Investigación / Noticias24 |
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