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Se trata de construir una vivienda de emergencia, en dos horas, con las herramientas disponibles en el entorno, y reducir en breve tiempo la sensación de desamparo que sufre una persona o familia víctima de una catástrofe que ha echado abajo su hogar. Es lo que propone Aris Pichardo, joven arquitecto, quien obtuvo el primer lugar en el concurso de trabajos de grado de la XI Bienal Internacional de Arquitectura de Santo Domingo 2012. Pichardo, quien recibió la distinción de la bienal con su proyecto "El lenguaje en la Arquitectura. La percepción en el espacio tiempo", expresa con sensibilidad plena la vinculación que debe tener todo arquitecto con su entorno, y en ese caso, en un país como República Dominicana, expuesto a muchos impactos de la naturaleza, ya sea por un fenómeno atmosférico o sísmico. También ha trabajado con diferentes arquitectos en diferentes proyectos. Entre otros, con el arquitecto Eugenio Pérez Montas, en el Museo de la Catedral; con el ingeniero John Slava, en Haití, y con los arquitectos Harry Cabonell Hurst y Marcelo Alburquerque. La puede hacer cualquiera, dondequiera Pichardo ha concebido una vivienda de 24 metros cuadrados, con dos habitaciones para dos camas, cocina, sala y comedor, que puede ser levantada en muy pocas horas, con la fuerza bruta de la gente común. La propuesta está orientada a crear un sistema adaptable, por lo que los materiales, salvo la lona que serviría de techo, dependerán de lo que haya en el entorno. Si se trata de dar cobijo en zonas próximas a pinares, o que forman parte de la aridez donde abunda el cambrón, se estará sujeto a lo que provea la naturaleza, según indica. Pichardo ha concebido una altura máxima de 2.30 metros en cubierta con lona, y que las habitaciones, utilizadas básicamente para acostarse, se ubiquen en la parte de menos altura, con relación a la inclinación del techo. Piensa que si solo hay cartones para utilizarse como cama, estos se adecuan bien al concepto, partiendo del hecho de que se estará al menos bajo un techo, y con una privacidad necesaria. Hasta las cajas de botellas, que abundan en cualquier lugar del territorio por la demanda comercial, se convierten componentes y o soportes de la vivienda, conforme con el concepto desarrollado. "El alcance de este proyecto es presentar un esquema de vivienda en emergencia que se desarrolle en un lapso de tiempo muy mínimo pero que responda a cualquier condición y que su material no sea la limitante, que sea progresivo que tenga un bajo costo y una manera fácil en su construcción", dice Pichardo. Y agrega que su proyecto no sólo pretende desarrollar una arquitectura fácil y económica, sino que todas sus partes sean un máximo común, o sea, que una cosa sustente la otra. La idea de estas viviendas que constituyan una arquitectura sumamente sencilla y con una escala mínima. El arquitecto también aclara que la vivienda tiene una configuración muy diferente a lo usual ya que responde a una necesidad y a un desarrollo que se superpone a una serie de condiciones de su mismo esquema. Parte de un plan de emergencia Para ser útil, la propuesta debe formar parte de un plan masivo que tenga por objetivo crear consciencia ciudadana, y entrenamiento, para enseñar cómo responder en caso de una emergencia. Su propuesta va orientada a que organismos de socorro consideren las viviendas de emergencias dentro de sus planes de contingencia o respuesta inmediata a una catástrofe, tratando siempre de que la gente común la asuma. Pichardo entiende que así como se debe entrenar a la gente sobre cómo responder ante un sismo de envergadura, debe dotársele de conocimientos sobre cómo hacer una vivienda para guarecerse en momentos en que los responsables de socorrer no pueden colaborar por la gran demanda que generada. "Estamos pensando en gente que no tiene recursos, que tenga que buscar herramientas y elementos sin costo para dotarse de un techo temporal", explica. El proyecto, explicó Pichardo, es el resultado de una iniciativa humanitaria presentada en el ministerio cristiano Betel. Fuente: diariolibre.com |
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