Es mucho más importante que los bancos suavicen las condiciones para la concesión de nuevas hipotecas, dado que los tipos siguen siendo estructuralmente bajos.
Los últimos datos de nuevas viviendas en EE.UU. han resultado sorprendentes por la gran fortaleza demostrada. El repunte, siendo inesperado, tiene una explicación relativamente sencilla. Desde el comienzo de la recuperación, la debilidad en el número de nuevos hogares era muy extraña teniendo en cuenta la buena evolución de la economía y del mercado laboral. Durante los cinco años de restablecimiento del mercado inmobiliario, el incremento en el número total de nuevas viviendas ha sido extrañamente lento, lo cual podría significar que hay una gran demanda potencial retenida que estaría liberándose actualmente. La cifra reciente es un paso en la dirección correcta que evidencia que la demanda pendiente está todavía presente en EE.UU., tal y como sería lo normal en función de la evolución de la economía. Este dato, unido al incremento de las solicitudes de hipotecas de las últimas semanas y a la mejora de las encuestas realizadas a los responsables de riesgos de las instituciones financieras, confirma la sensación de que el mercado podría retomar una senda de crecimiento más fuerte. El ciclo hipotecario está en una tendencia ascendente y todavía tiene mucho recorrido por hacer antes de alcanzar su pico. Tanto los precios como el número de nuevas viviendas siguen por debajo de los niveles anteriores a la crisis. En el gráfico superior aparecen algunos índices relacionados con la actividad del sector inmobiliario. La línea roja corresponde al índice de precios S&P/Case Shiller; la línea negra, al sentimiento de los directivos de la industria de construcción; y la línea verde, a la venta de nuevas viviendas unifamiliares. Todos muestran una tendencia positiva, siendo la venta de viviendas el que tiene más recorrido por hacer hasta alcanzar cotas precrisis. El mercado inmobiliario debería seguir aportando positivamente al crecimiento del país, lo que a su vez impactaría en el desarrollo de otros sectores de la economía. Sectores auxiliares, decoración, automóviles, etc. se verían favorecidos por el rebote del sector inmobiliario. Con las ventas de vehículos subiendo en enero 16,6 millones –cantidad que confirma la solidez del sector a pesar de que esta cifra es algo inferior a la de los dos meses precedentes– y unos datos de creación de empleo según el índice ADP algo más flojos que los anteriores, se confirma que la economía estadounidense sigue creciendo a buen ritmo, pero con algo menos de vigor. Los estándares para la concesión de préstamos están comenzando relajarse, no solo en los bancos regionales, sino también en los grandes bancos. Esto es un síntoma claro de que el mercado inmobiliario estaría apoyado por un volumen de crédito creciente. El entorno de tipos sigue siendo muy benigno. Los tramos largos de la curva estadounidense están por debajo del 2%, nivel inferior a la media de los últimos años. Incluso en el caso de que la Reserva Federal iniciase las subidas de tipos a lo largo del año, las alzas no impactarían significativamente en el coste de las hipotecas. Es mucho más importante que los bancos suavicen las condiciones para la concesión de nuevas hipotecas, dado que los tipos siguen siendo estructuralmente bajo. Fuente: gestion.pe |
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