Las coloridas casas del Malecón de La Habana son objeto de deseo de muchos compradores. Dreamstime
Su dueño, John Jefferis, un hotelero de las islas Bermudas, dice que los posibles compradores no son cubanos. "Hay muy pocos apartamentos que los extranjeros puedan comprar legalmente, y cuando hay escasez, el precio sube".
Cuba vive una revolución inmobiliaria. Más de cinco décadas después de que Fidel Castro asumiera el poder, los cubanos empiezan a acumular riqueza de verdad mediante la compra-venta de sus viviendas. Y las autoridades desempolvan viejos proyectos para desarrollar un mercado de propiedades de lujo para los extranjeros que quieren pasar sus vacaciones en la isla.
La apertura diplomática entre Washington y La Habana alimenta especulaciones sobre lo que ocurriría si los estadounidenses pueden volver a comprar legalmente propiedades en Cuba. "No se puede imaginar la cantidad de llamadas de ciudadanos de EEUU que estamos recibiendo", afirma Yad Aguiar, cofundador de Point2Cuba.com, una web de Canadá que conecta a compradores y vendedores.
Por ahora, el embargo económico permanece vigente: los estadounidenses no pueden comprar propiedades en Cuba ni viajar como turistas. Esto no impide que algunos usen resquicios del sistema para hacerse con inmuebles.
Es algo que están haciendo algunos cubano-americanos que huyeron del país. Pueden visitar a sus familiares en Cuba y enviarles dinero para reparar sus casas o comprar una para sí mismos en efectivo bajo el nombre de un familiar. "Muchos cubanos de Miami vuelan a Cuba para comprar propiedades. Son gente con un millón de dólares bajo el colchón", dice Hugo M. Cancio, un empresario cubano-americano dueño de un boletín inmobiliario trimestral.
La mayoría de los cubanos no tiene acceso a Internet. Para comprar y vender una casa, se recurre a El Papelito, un boletín de anuncios que cuesta un dólar. Hay desde apartamentos de 5.000 dólares en la Habana Vieja hasta mansiones de un millón en barrios señoriales como Miramar.
Ahora, una de las prioridades será atraer más capital al sector turístico. El Grupo Meliá ya está presente. Pero hay planes muy ambiciosos como una venta sin precedentes de propiedades de vacaciones para extranjeros construidas alrededor de campos de golf de alta gama, algo que Fidel Castro había prohibido.
Fuente: Expansión.com |
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