El edificio de Caixa Forum y a su derecha el jardín vertical, diciembre 2009. Archivo
Integrar la vegetación en la arquitectura de la ciudad a través de la instalación de jardines verticales, cubiertas verdes, piscinas naturales e incluso casas en los árboles es la propuesta de una empresa alicantina que entre otros proyectos "plantó" la fachada vegetal del Palacio de Congresos de Vitoria. La purificación del aire y el aporte de una mayor humedad, que mejoran tanto la temperatura como la comodidad de la residencia en un clima seco y un ambiente cerrado como una oficina de Madrid son los beneficios más relevantes de la arquitectura bioclimática, ha asegurado a Efeverde el arquitecto Jordi Serramía, cofundador de la compañía Urbanarbolismo.
Hay otras ventajas como "la absorción del dióxido de carbono, la expulsión de polvo o el aumento de la biodiversidad, aunque no son superiores a las que genera un parque, un árbol o cualquier planta colocada en la ciudad de una forma inteligente", ha explicado este experto, para quien la estética es otro punto a tener en cuenta pues "no produce el mismo efecto visual un parque horizontal que un jardín vertical, cuyo impacto es mucho mayor".
Este tipo de diseño ha sido utilizado en mayor o menor medida a lo largo de todo el siglo XX, pero su popularización comenzó a finales de los años ochenta gracias al botánico francés Patrick Blanc, que instaló "muros vegetales" en la Ciudad de las Ciencias y de la Industria de París, el Acuario de Génova, la embajada francesa en Nueva Delhi o el CaixaForum de Madrid.
El principal sistema empleado para este tipo de montajes es uno textil, de durabilidad ilimitada, en el que Serramía explica que "las plantas crecerán igual hoy que dentro de veinte años", ya que hay otros de tierra o sustratos orgánicos que sí tienen fecha de caducidad.
La vegetación elegida en cada caso depende del edificio y de su orientación: en general "funcionan mejor las plantas vivaces que las arbustivas o leñosas", aunque en el caso del Palacio de Congresos vitoriano se colocaron hayas y tejos.
Los jardines verticales de gran tamaño están "totalmente automatizados en riego y abonado, poseen alertas por si se produce alguna rotura o un exceso de agua y son relativamente fáciles de mantener" con una poda anual, añade Serramía.
Daniel Guzmán, gerente de la empresa Verdtical dedicada a la fabricación de sistemas para su revestimiento vegetal, también defiende las ventajas de esta arquitectura que, en el caso de España, "está algo más atrasada en cuanto al concepto respecto a otros países europeos pero al mismo tiempo está más avanzada en la aplicación de la tecnología necesaria" a través de sistemas como el "plug-in", el modular, de sustrato o hidropónico.
Este experto ha advertido de la necesidad de una buena praxis tecnológica para mantener el buen funcionamiento del jardín vertical durante mucho tiempo, de manera que potencie la imagen de la arquitectura bioclimática que las grandes urbes "usarán para adaptarse y mejorar el medio ambiente en el futuro".
Algunas instalaciones actuales son mejorables como, a su juicio, sucede con el CaixaForum de Madrid: "Un ejemplo de revestimiento vegetal elaborado antes de la implantación de las nuevas tecnologías que será inviable el día de mañana por su alto coste de mantenimiento".
En ese sentido, Guzmán se ha lamentado de que muchas empresas, como hoteles o restaurantes, recurran a la arquitectura bioclimática sólo por su valor estético y no por el ahorro energético.
Por ello ha insistido en el control del riego pues "el verdadero color de la sostenibilidad no es el verde de las plantas, sino el azul del agua", algo que obliga a buscar el mejor drenaje y aprovechamiento, además de garantizar un consumo mínimo.
"Si los arquitectos aprenden a diseñar con un pensamiento verde, ayudaremos a solventar problemas como la contaminación de las grandes ciudades", ha pronosticado.
Fuente: Diario de Navarra
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