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La
 arquitectura es una de las disciplinas que hoy, gracias a visiones 
integrales, gana espacio en la transformación de las ciudades. Nos 
demuestra que con proyectos bien orientados, en los lugares correctos, 
se puede marcar el punto de partida o la continuidad en el desarrollo de
 cualquier comunidad.
Miquel
 Adriá, autor de una treintena de libros, busca generar contenidos 
culturales desde la arquitectura. FOTO julio césar herrera 
 
 
Para Arquine, la revista de arquitectura y urbanismo más importante de 
Latinoamérica, Medellín es un gran referente en el continente de esa 
evolución, y por eso nos escogieron para organizar su congreso.
 El director Arquine, Miquel Adriá, conversó con EL COLOMBIANO y nos 
compartió cómo logró romper esquemas con su iniciativa y a partir ahí, 
cambiar los enfoques de su gremio en pro de la mejoría estructural de 
las ciudades.
 
 ¿Cómo nace Arquine?
 
 Fundé con unos amigos esta publicación de arquitectura, como una manera 
de ejercer la crítica, de estar constantemente cuestionando de qué 
manera se tiene que hacer la arquitectura y cómo se tiene que construir 
la ciudad. Al año siguiente, Arquine convocó el primer concurso 
internacional, para crear la cultura de que todos tenemos el derecho de 
expresar nuestras propuestas; sorpresivamente, este concurso se 
convirtió en un referente. Después, juntamos a expertos mundiales y 
empezamos a compartir sus ideas y proyectos y así fue como nació el 
primer congreso Arquine, el cual, 14 años después, es el más importante 
del sector en toda latinoamérica. Nuestro último logro, el paso más 
reciente, fue el Festival de Arquitectura y Ciudad Mextrópoli, un evento
 que convoca a más de 20.000 personas, para 60 actividades distintas. 
Mextrópoli ya va para su tercera edición”.
 
 Y ya Arquine es toda una plataforma multimodal...
 
 “Lo defines muy bien; es una plataforma de construcción de cultura 
alrededor de la arquitectura y la ciudad. Tenemos programa de radio, más
 de 100 libros, página web, el congreso, el festival y, por supuesto, la
 revista”.
 
 ¿Cómo le ha ido a Arquine en su incursión académica?
 
 “Nosotros nos dimos cuenta en México que la mayoría de escuelas de 
arquitectura tenían un nivel académico suficiente y que la mayor parte 
de los egresados que tenían curiosidad y que querían desarrollar 
proyectos innovadores, tenían que emigrar a otros países de Europa o a 
Estados Unidos, para encontrar ese nivel que les ayudaba a alcanzar un 
mayor conocimiento y experiencia. Desde ese análisis que hicimos, viendo
 que el mercado necesitaba esos programas y que no todos se podían dar 
el lujo de irse un año o dos a universidades en el extranjero, decidimos
 ofrecer programas de esa calidad. A la hora de construir una cultura, 
el tema de la formación nos pareció relevante y empezamos a generar una 
serie de programas de posgrado, en colaboración con la Universidad 
Politécnica de Cataluña, mi alma máter”.
 
 ¿Qué le vieron a Medellín para que tuviéramos el honor de ser la ciudad sede del congreso?
 
 
“En realidad, el honor es nuestro. Para nosotros Medellín es un modelo 
que reiteradamente exponemos en Arquine, sea a través de la revista, las
 demás publicaciones, los estudios de posgrado o los eventos. La 
transformación de esta ciudad se ha convertido en un referente para el 
resto de Latinoamérica. Lograron pasar de ser la capital del 
narcotráfico, con altos índices de violencia y con una periferia 
descontrolada, a usar estrategias de transformación a través de la 
arquitectura, el diseño urbano y la cultura. Esto lo deberían estar 
haciendo todas las ciudades y ustedes en Medellín nos iluminaron. 
Teniendo como base esa generación de espacios públicos, cambiaron la 
morfología urbana. Ustedes son una gran lección que nos han dado. Para 
nosotros, tener el primer congreso de Arquine de Colombia en Medellín, 
es muy significativo”.
 Uno de los proyectos más ambiciosos que hoy se adelanta en Medellín, es Parques del Río ¿Lo conoce?
 
 “No lo conozco a fondo para poder opinar con propiedad, pero se que en 
otras ciudades del mundo rescatan el río para convertirlo en parques 
lineales; en principio es una buena idea porque todo lo que tenga que 
ver con la reparación de una cuenca fluvial es una necesidad y hay que 
llevarlo acabo. Sin embargo, no hay que olvidar que este tipo de 
transformaciones requieren mucho tiempo, esfuerzo y recursos, y no se si
 estén trabajando en las condiciones para llevar a cabo esta obra a 
largo plazo. El efecto beneficioso se va a demorar. Ojalá haya habido un
 buen consenso con la comunidad, para poder desarrollar esto a largo 
plazo”.
 
 Finalmente, ¿qué consejo le da a los jóvenes estudiantes de arquitectura?
 
 “¡Sean curiosos! No nos crean a la primera, cuestionen, viajen. No se 
dejen engañar, lean mucho y traten de entender por qué los que pasaron 
antes hicieron lo que hicieron para transformar la ciudad. La mejor 
manera de vivir la arquitectura, es cuestionándola”.
 
 Fuente: El Colombiano
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