viernes, 10 de marzo de 2017

Venezuela: Precios para la venta de inmuebles se disparan hasta 6.000%

AVN/Archivo

AVN/Archivo

  Inalcanzables. Así están los precios de las viviendas del mercado “secundario” en el primer trimestre de 2017. El valor de los inmuebles (casas, apartamentos y “townhouse”) oscila entre los 40 millones (si se consiguen) y hasta la astronómica cifra de los 4,5 millardos de bolívares, los números también reflejan que en los dos últimos años el incremento es de 1.500% y hasta más del 6.000%, reseña el diario Panorama.
Y es que la alta inflación del país —proyectada este año por encima del 1.000%, por firmas especializadas—, las distorsiones que genera el precio del dólar paralelo, la difícil situación económica del país y la poca oferta de inmuebles son buena parte de las variables que, según los expertos del sector inmobiliario, fijan el valor de las residencias en el país.
En 2015, el precio de las edificaciones zulianas oscilaban entre los 700.000 bolívares y hasta un máximo de 8 millones de bolívares. Hoy, son ofrecidos entre 10 y 50 veces más de lo que costaban hace dos años, dependiendo de las dimensiones de la vivienda, así como por la ubicación y el “prestigio” de la zona.
Del lado de los compradores la situación cada vez es más “cuesta arriba”. En enero pasado, el presidente Nicolás Maduro autorizó nuevos financiamientos para adquisición de viviendas. Los créditos pasaron de Bs. 3 millones a Bs. 20 millones por trabajador, mientras que el monto para autoconstrucción subió de Bs. 1 millón a 15 millones de bolívares.
“Con 20 millones (de bolívares) no se consigue nada, ni un rancho. En 2015 perdí la oportunidad de comprar una casa en 3 millones de bolívares, hoy está entre 60 y 80 millones. Ni trabajando 10 años me da para comprarla de contado (…) mi sueño para comprar es prácticamente imposible”, aseguró, a este rotativo, Rosa Virginia Ochoa, de 37 años y madre de dos niños.
Las cifras del Ejecutivo se quedan cortas al momento de comprar una residencia en óptimas condiciones, pues un trabajador para comprar una residencia “de contado” y que salga en Bs. 50 millones requerirá por lo menos 1.200 salarios mínimos para cumplir su sueño.
Desde el sector inmobiliario, los operadores privados informaron que el sector está en “estado crítico” por la baja oferta de inmuebles y la caída del poder adquisitivo de los venezolanos.
Ana Rosa Martínez, agente especializada en compra y venta de casas ya habitadas, afirmó que en lo que va de 2017 el mercado “está frío y sin signos de mejorar en los próximos meses. Nadie quiere vender su residencia en bolívares, sino en dólares (algo que está prohibido). Muchos tampoco quieren respetar las reglas del mercado, al contrario, quieren fijar el precio que mejor les parezca porque se van del país y eso afecta el negocio”.
Confirmó que los precios “no han subido considerablemente en el último trimestre, más bien se han mantenido, pero no hay casi compradores. Hemos tenido casos de personas que ofrecen su residencia entre 120 millones y 150 millones (de bolívares) y las terminan cediendo entre 80 y 90 millones, porque no les queda más opción y quieren vender rápido”.
“Podemos pasar hasta cuatro meses sin concretar una venta. A los clientes les decimos que en estos momentos hay que ser flexible con los montos porque no cualquier tiene el dinero de contado. Por lo general, el precio final viene bajando un 20%, pero aún así para muchos los inmuebles son muy costosos. Incluso, ya casi nadie da la opción de esperar por un crédito del Gobierno porque la aprobación lleva meses y el bien se devalúa rápido”, dijo Martínez.
Igualmente, Gerardo Infante, especialista en el negocio de venta de viviendas, indicó que el sector de alquileres está “prácticamente paralizado”. “Ningún propietario quiere arrendar o rentar su residencia por todas las leyes existentes que favorecen a los inquilinos. La oferta es casi nula y eso se ve claramente en los pocos anuncios clasificados que se observan en los diarios. Este mercado está desapareciendo y las personas que viven ‘arrimadas’ o que desean conformar una familias se quedan con menos opciones”, destacó.
A finales del año pasado, la Cámara Inmobiliaria de Venezuela (CIV) informó que el sector registró una caída de 85% en las transacciones de compra-venta por la “crisis política y económica” del país. Datos del ente también revelan que ya se suman 25 trimestres consecutivo (seis años) por la baja oferta de inmuebles nuevos construidos por el sector privado y la lenta ejecución de desarrollos habitaciones por parte del Gobierno nacional.
Fuente: Diario Panorama

martes, 7 de marzo de 2017

El acertijo de poder alquilar


    En el mercado de los corredores de inmuebles residenciales no hay ni una oferta de vivienda, refiere la cámara del sector. El motivo: una legislación que desfavorece al propietario. Del otro lado de la historia, al inquilino lo desbordan las cada vez más altas mensualidades: en San Cristóbal piden por un apartamento hasta 20 salarios mínimos al mes. Los requisitos suelen ser desproporcionados y los adelantos descapitalizan al inquilino

“Cuando uno paga canon de arrendamiento en moneda extranjera significa una pérdida, pues ese dinero no se registra como un gasto”
Comerciante de San Antonio

“He tenido que pedir prestado para completar el monto del alquiler”
Darkys Rincón

Con 18 años viviendo en calidad de inquilina, Eliana Pérez se ha vuelto propietaria de unas historias de búsqueda angustiosas e interminables. La más reciente empezó -recuerda de memoria- el 7 de julio de 2014. Desde entonces y hasta ahora, asegura que “todos los días del mundo” no ha dejado de preguntar por un nuevo techo. El que ahora la cubre, desde donde dibuja la crisis inmobiliaria nacional, lo debe desalojar cuanto antes luego de 11 años de estadía. Se lo pidieron por obras, debido a una filtración de agua que se derrama hacia las casas vecinas.
Aunque allí, en pleno Barrio Obrero, paga 100.000 bolívares mensuales por ese apartamento tipo estudio, Eliana sabe que este es un precio viejo, literalmente del año pasado. Los cánones de arrendamiento residencial en el Táchira se han disparado a partir de enero desde 50 %, el que menos, y hasta 300 % los que más, según se constató para este trabajo. La inflación ayuda a convertir en acertijo la tarea de alquilar.
Modista de oficio, Eliana ha sacado cuentas y con sacrificios está dispuesta a desembolsar hasta 150.000 bolívares mensuales, siempre que el inmueble esté en el perímetro de San Cristóbal. Pero se ha encontrado con sorpresas: no solo que le hayan pedido 220.000 bolívares cerca del centro, sino que recién le solicitaron, en un caso, 800.000 pesos, más de un salario mínimo colombiano; y en otro, 760 dólares por un apartamento (ni siquiera por una casa, acota ella) en urbanizaciones del este de la ciudad.
“La gente cada vez más teme alquilar. Pero ahora los que alquilan lo hacen a unos precios tan altos que algunas veces me los dicen en dólares o en pesos. Es que ni juntando todo un año de trabajo ganaría como para alcanzar esos montos. Están pidiendo como si uno fuera el dueño de Empresas Polar”, protesta Eliana. Estrés, preocupación, angustia: las consecuencias.
El cobro y el pago de arrendamientos en moneda extranjera están prohibidos e incluso son sancionados por la legislación venezolana. Lo que ocurre, argumenta Eliana, es que existe un desfase muy grande entre la realidad económica y los parámetros que maneja el Gobierno.
José Rozo, estudioso de la materia económica fronteriza y expresidente de Fedecámaras en el Táchira, razona que estos altos precios de los alquileres son apenas los efectos del problema. “La causa es una economía destruida, sin patrones económicos a seguir. Y este modelo político irremediablemente afecta los servicios”, observa, al acotar que la vecindad fronteriza del Táchira también estimula el cobro en otra moneda, considerada “fuerte”.
Para dejar caer el teléfono
Un paseo por las ofertas inmobiliarias de esta semana en el área metropolitana de San Cristóbal permite concluir que, para pagar un alquiler residencial, se necesitan entre dos y 20 salarios mínimos. En Palo Gordo, por un apartamento pequeño piden 80.000 bolívares. En Los Kioscos, 100.000 por un anexo de dos habitaciones. En La Machirí, 170.000 en un conjunto privado. En Santa Cecilia, alquilar un inmueble implica desembolsar 280.000 bolívares al mes. Y en Las Acacias solicitan 800.000 bolívares por un apartamento.
Pero el acertijo de poder alquilar no implica solamente tener muchos ceros en la cuenta. Otras condiciones aplican. Los arrendadores piden hasta seis meses, o en el peor de los casos un año completo, por adelantado. “Los meses de depósito están siendo exagerados, descapitalizan sin duda al arrendatario”, considera Eliana. A veces hay que sumar a lo anterior por lo menos un mes de comisión administrativa.
Resolver el acertijo tampoco se trata únicamente de disponer en la cuenta de miles de bolívares para cancelar, de un solo tajo, los primeros seis meses de un alquiler, como por ejemplo pedían esta semana por un apartamento en la avenida 19 de Abril. El reto también incluye tramitar referencias bancarias, comerciales y personales, por lo menos los tres últimos movimientos bancarios; y para hombres solteros, hasta los antecedentes penales. “Te piden prácticamente la misma documentación que para un crédito en el banco”, compara Eliana, a quien le han enumerado muchos de estos papeles.
Tal vez el aspecto más delicado del acertijo de poder alquilar sea el de los menores de edad. Eliana, madre de dos niños de 10 y 13 años, guarda experiencias al respecto: “Una vez estaba preguntando con mis hijos y la señora, desde la puerta, me gritó: ‘¿Esos muchachos son suyos?’. Apenas le dije que sí, me respondió: ‘Entonces no se alquila’, y cerró la puerta”.
Siempre han existido los inquilinos que dejan los inmuebles muy deteriorados. Solo que, con esta crisis económica, a los propietarios les está resultando cada vez más difícil restaurarlos para volverlos a ofrecer. “Algunos lo hacen poco a poco y entonces temen que se los vuelvan a deteriorar”, ha observado Eliana, en sus búsquedas incesantes.
Residencial, mercado paralizado
Desde que entró en vigencia la Ley de Arrendamientos, el trabajo se ha vuelto prácticamente imposible para los corredores de inmuebles de uso residencial. “Desde hace más de dos años no hay oferta de parte de los propietarios y no tenemos absolutamente ningún inmueble de vivienda para ser destinado a alquiler”, actualiza Elizabeth Morini, presidenta de la Cámara Inmobiliaria del Táchira.
La legislación establece que la persona debe ir a Sunavi a registrar su inmueble, armar el expediente y pedir un avalúo con base en un “precio justo” o, en la práctica, con valoraciones muy por debajo de las del mercado real y de lo que pueda cubrir la inflación. Una vez el contrato es aprobado por Sunavi, se puede ir a la notaría. Y hay más: según la ley, es potestad unilateral del inquilino renovar el contrato anual o entregarle el inmueble al propietario.
Estas condiciones desventajosas han hecho que la mayoría de acuerdos de arrendamiento residencial se hagan con abogados de forma privada.
En el caso de la Ley de Regulación de Arrendamientos Inmobiliarios para Uso Comercial aplican otros criterios más claros: establece, por ejemplo, valores de reposición para poder ajustar el canon de forma anual, diferencia Morini. Por eso y otras garantías, este mercado sí está activo entre los corredores inmobiliarios de la entidad que trabajan ajustados a derecho.
La titular de la Cámara Inmobiliaria invita a la población a asesorarse con personas calificadas y a formalizar las denuncias en vista de que, en el Táchira, se han conocido casos de estafadores: personas que piden pagos por adelantado a varios interesados en un inmueble y que después incumplen.
Lo peor es que hay inmuebles que, por tanta inseguridad jurídica, incluso están desocupados. Nadie quiere correr riesgos. Algunos casos en tribunales del Táchira llevan hasta ocho años esperando una decisión de un desalojo, aún cumpliendo con todos los requisitos, o aún teniendo el inquilino otras propiedades, trascendió.
Como si el suelo fuese el vecino
El desplome del bolívar frente al peso ha traído consecuencias negativas para Carlos (nombre ficticio a petición de la fuente). Este comerciante de San Antonio llegó a pagar a finales del año pasado 1.800 dólares de mensualidad por un local en el centro. Sin contratos ni recibos, se lo alquiló otro venezolano como él. Si se escribe el verbo en pretérito es porque acaba de cerrar el comercio. La estructura financiera no aguantó más. “Cuando uno paga canon de arrendamiento en moneda extranjera no se puede reflejar por ningún lado. Significa una pérdida, pues ese dinero simplemente se paga y no se registra como un gasto”, expone.
En el casco central de San Antonio, aproximadamente 50 % de los propietarios de locales comerciales ya cobran en pesos (sobre todo) o dólares los meses de arrendamiento; una práctica que empezó a hacerse más frecuente el año pasado. El cálculo cualitativo lo hace Isabel Castillo, presidenta de la Cámara de Comercio de esa población fronteriza, que -por la crisis- ya cuenta menos de 5.000 patentes activas.
En un sondeo trascendió que el canon mínimo ronda los 250.000 pesos; poco más del 30 % de un salario mínimo en el vecino país, un monto relativamente económico para un colombiano pero que, cambiado a bolívares, impacta en mayor medida sobre la estructura de los comerciantes locales.
En enero pasado estas tarifas sufrieron incrementos de entre 100 y hasta 150 %. Por esta alza, o porque se mudaron del pueblo, cerca de 20 % de los locatarios del centro de San Antonio se fue, cerró los locales, lamenta Castillo. Pertenecían a varios sectores, sobre todo a marroquinería, bolsos y calzados. “Ahora sí hay espacios disponibles, pero cuando te dicen el precio sales corriendo. Es demasiado”, comenta la vocera gremial.
Comerciantes de la frontera indican que, además del canon, piden hasta tres meses de depósitos más uno por adelantado. Y, si está localizado en el centro, recargan una “prima de ubicación”. “Si el arrendador es colombiano, se busca un venezolano que figure en el contrato. Para ser notariado, el monto figura en bolívares; pero igual ellos piden hacer otro documento privado donde se establezca el compromiso en pesos o dólares”, contó, bajo reserva de su identidad, una fuente conocedora de estos asuntos.
En San Cristóbal, aunque la inmensa mayoría de inquilinos reporta pagos en bolívares por sus locales comerciales, los altos montos comprometen el futuro de esas actividades. Desde enero, a Darkys Rincón le aumentaron la tarifa a 150.000 bolívares por un espacio pequeño donde tiene un bodegón en la avenida 19 de Abril.
“Sumándole 23.000 bolívares de condominio, he tenido que pedir prestado para completar el monto, porque ha habido meses muy malos”, confiesa la comerciante. “Por más que quisiera no puedo abandonar el emprendimiento ni cerrar, porque además tengo pendiente el crédito bancario con el cual pude comenzar”. Mientras conversa sobre esto, ningún vecino compra…

Daniel Pabón

Venezuela: “Rematan” casas por apuro de vender


Comprar un apartamento o una casa en una crisis económica como la que atraviesa Venezuela se ha vuelto una tarea más complicada de lo que se piensa.
El mercado inmobiliario ha venido cayendo aceleradamente desde el año pasado, con más énfasis en los últimos seis meses.
La inflación, que se ubicó según cifras extraoficiales en más de 500%, ha obligado a los ofertantes a bajar los precios de los inmuebles en la venta.
El presidente de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana, Roberto Orta, afirmó que se han bajado los precios entre 20% y 30%. En cuanto a casas se refiere, el porcentaje baja aún más, aproximadamente 50% del valor inicial.
“Los propietarios se vuelven flexibles para poder vender sus propiedades. Se ven forzados a bajar el precio”, señaló Orta.
Agregó que no existe demanda actualmente en el mercado de las casas porque el costo es mucho mayor y, debido a la inseguridad que se vive en el país, las personas prefieren apartamentos.
Según sitios web especializados en venta de inmuebles, una casa podría costar más de Bs. 700 millones.
Otra problemática que se presenta es la moneda en la que se realizan las transacciones. Debido a la inflación y devaluación del bolívar, las personas no quieren recibir esa moneda.
Sin embargo, la operación en dólares, la más común a utilizar, no está permitida en el país.
La asesora inmobiliaria, Rosa Magaly Valera, explicó que esa es una de las causas por las que el mercado va “palo abajo”. “Nadie quiere bolívares y por eso se estanca. Pero hay quienes están apurados y deben vender como sea”, aseguró.

lunes, 27 de febrero de 2017

Venezuela: Unidad tributaria pasará de 177 a 300 bolívares a partir del 1° de marzo




Presidente Nicolas Maduro

A partir del 1° de marzo el valor de la unidad tributaria pasará de 177 bolívares a 300 bolívares, anunció el presidente Nicolás Maduro desde la Casa del Artista durante su programa dominical. Este aumento representa 69,5% con respecto al año pasado. En 2016 el alza fue de 18%.

El economista y diputado José Guerra considera que este incremento es insuficiente: “Es el más bajo de todos los tiempos comparado con la inflación, que el año pasado se ubicó en más de 500%”.

Indicó que el aumento de la unidad tributaria es precisamente para ajustar los gastos del gobierno de acuerdo con los índices inflacionarios y con este anuncio está provocando la eliminación de facto de este instrumento como medida de valor. “Aparte del hecho de que se anunció fuera del lapso legal, que era hasta el 15 de febrero”, agregó. Asimismo, destacó que el incremento tendrá un impacto en los precios de los productos.

Tras la sexta prórroga del decreto de emergencia económica, el gobierno tiene la facultad de reajustar la unidad tributaria prescindiendo de la aprobación de la Asamblea Nacional, como establece la Ley Orgánica de Administración Financiera.

El nuevo valor tributario sube la bonificación que se paga a los trabajadores por alimentación. El presidente Maduro anunció que esta aumentará de 63.720 a 108.000 bolívares desde el 1° de marzo. Además, manifestó que se conserva la base de cálculo de 12 puntos con el fin de que el ticket “tenga la capacidad de arropar la especulación”.

De esta manera, el ingreso integral se ubicará en 148.638 bolívares: sueldo mínimo en 40.638 bolívares y 108.000 bolívares en bono de alimentación. “Los gobiernos centrales y alcaldías continuarán acumulando deudas en el pago del cestaticket porque no tienen ingresos para honrar los compromisos”, afirmó Guerra.

El aumento de la unidad tributaria también tiene incidencia sobre otros pagos. Por ejemplo, para solicitar un pasaporte los usuarios tendrán que pagar ahora 3.600 bolívares, el equivalente a 12 UT. Mientras que para sacar una licencia de conducir de tercer grado la persona tendrá que disponer ahora de 8.400 bolívares: 12 UT por presentación del examen y 16 UT para la emisión del documento.

Nuevos ministros. A siete meses de la creación del Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico, que estuvo encabezado por Roberto Ignacio Mirabal, Maduro designó ayer a Jorge Arreaza como nuevo titular de esa cartera. Asimismo, el almirante Gilberto Pinto Blanco, quien fue electo diputado por el Gran Polo Patriótico y además fungió de comandante de la Fuerza Armada, estará a cargo del Ministerio de Pesca y Acuicultura.

Tras estas renovaciones, Maduro admitió que algunos de los motores que forman parte de la Agenda Económica “no llevan el ritmo” que deberían. Por esta razón, destacó la importancia de darle a ambos ministerios un “empuje renovado” para el desarrollo de la minería y la pesca, elementos fundamentales en las áreas productiva y de seguridad alimentaria. Indicó que esas riquezas deben ser desarrolladas “con mayor audacia y obtener resultados rápido”.

Dijo que se encuentran en conversaciones con Chile para que inviertan en Venezuela en materia minera. También celebró los 22 convenios firmados recientemente con China.

Venezuela: Se derrumban precios de apartamentos en dólares y en bolívares




FOTO: FABIOLA FERRERO / ARCHIVO
El mercado inmobiliario de Venezuela se ha desplomado en los últimos meses, con una caída superior al 30% en los precios de las propiedades en dólares y mucho más pronunciada en bolívares, en medio de una profunda depresión económica y una hiperinflación que han pulverizado el valor real de todos los activos en moneda local, según datos del sector.
Miles de familias arrastradas por el colapso de la economía, o que sueñan con marcharse y establecer en el extranjero son las principales víctimas de este derrumbe al que ni siquiera se le ve fin en el mediano plazo, según expertos y testimonios de afectados.

La más reciente información de los precios anunciados en los principales portales de compra venta de inmuebles revela que durante el último trimestre de 2016 hubo un aumento promedio en bolívares del Precio Unitario Promedio (PUP) general de la oferta pública de apartamentos por metro cuadrado de 45%, comparado con el trimestre anterior, hasta Bs 2.396.000 el metro cuadrado en Caracas.

Además, hacia fin de año se produjo un agudo salto sin precedentes de 150%, para cerrar el año en Bs 3.567.000 en diciembre, según datos del mercado recopilados en el último boletín trimestral de la Cámara Inmobiliaria Metropolitana de este 13 de febrero, disponible para suscriptores.

Son precios referenciales de ofertas públicas de vendedores. “En ningún caso la Cámara Inmobiliaria Metropolitana fija o regula el mercado ni convalida ningún precio especulativo”, aclara el informe.

Hay una gran incógnita por resolver en el mercado: falta saber si a estos precios se están vendiendo estas propiedades mientras hay un empobrecimiento general de la población, según operadores.

Un detallazo para los cazadores de ofertas, en dólares hay una caída real de los precios. Incluso la hay en bolívares reales, descontada la inflación.

“Además, los precios reales del mercado están muy por debajo de eso, están entre un 15 y 20% por debajo de lo que la gente pide por sus propiedades. Estas publicaciones son solamente un resumen de la oferta publicada”, explica Carlos Alberto González, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela.

El aumento promedio del metro cuadrado ofrecido en un año fue de 88%, si comparamos el promedio del último trimestre de 2015 con el último de 2016. Es una cifra baja, pues la inflación en el país superó el 500% en 2016, según cálculos de economistas independientes.

Solamente el salario mínimo nacional en el año subió más de 120%.

- Una casa en la arena -

Para los propietarios esto es una tragedia porque ven cómo merma su patrimonio en una economía sumida en la peor depresión de su historia y con una moneda local, el bolívar, que se arrastra por las alcantarillas.

Al precio promedio del dólar en el mercado paralelo (el único al que podría acceder alguien dentro de Venezuela, ya sea en divisas o en productos) el Precio Promedio Unitario al cierre de diciembre equivalía a unos $1.048 por metro cuadrado.

En octubre, los Bs 1.422.801 por metro cuadrado equivalían a $1.188 medidos al promedio mensual del dólar paralelo.

Es decir, pese al aumento del 150% en bolívares, en realidad en el trimestre hubo una caída de 12% ($140) medida en dólares en el Precio Unitario Promedio del Área Metropolitana de Caracas.

Eso significa que si alguien logró vender a finales de diciembre un apartamento de 100 metros cuadrados, a lo que lo ofreció, aunque hubiera sido en dólares, dejó de percibir unos $14.000 en la transacción, comparado con lo que hubiera conseguido uno o dos meses antes.

“Muy probablemente alguien que esté pidiendo digamos 100 millones, se transe por 80, u 85 millones”, señala González.

La cuenta es peor si se mide el promedio de trimestre contra trimestre. Nos da una panorámica más dramática del mercado y de la caída estacional en términos reales de los precios y de las expectativas de los vendedores.

Los Bs 2.396.000 por metro cuadrado que promediaron las ofertas de venta de apartamentos en el último trimestre equivalieron a $1.049 por metro cuadrado.

En el promedio del trimestre anterior, los Bs 1.648.942 por metro cuadrado equivalían a $1.619.

Esto significa por ejemplo que una familia no logró vender en el tercer trimestre sino en algún momento del último, encajó una pérdida real de 570 dólares por metro cuadrado.

Si se trataba de un apartamento de 100 metros cuadrados, dejó de percibir 57.000 dólares que le hubieran servido, mucho, en sus planes de instalarse en otro país, o de comprar un apartamentico más pequeño en Margarita ya que los hijos se le fueron al exterior. Eso, suponiendo que haya tenido la suerte de recibir lo que pedía.

Pero en realidad estos precios tampoco son taxativos. Hay un sostenido aumento de la oferta, que proviene tanto de personas que se han marchado al extranjero como de familias enteras que han bajado de clase social y nivel de vida, en medio de una aguda recesión que ha empujado a miles por debajo de la línea de pobreza.

El mercado pues está en manos de los compradores, que son quienes fijan los precios definitivos.

“El mercado de ventas está saturado debido a que no hay compradores”, explica una agente inmobiliaria. “Hay muchos inmuebles cerrados y los precios han bajado considerablemente”, agrega.

En el mercado proliferan las ofertas de propiedades anunciados con rebajas de 30%, 40% y hasta 50%, por parte de firmas inmobiliarias cuyos corredores sufren ellos mismos la depresión y el descenso en su poder adquisitivo.

“El año pasado no logré completar ni una venta, sólo un par de alquileres, por unos 600 dólares mensuales”, señaló una operadora.

La mayor distorsión de precios del mercado viene determinada por el propio precio del dólar paralelo, ese dolor de cabeza que hace estragos en toda la economía.

En los últimos meses, el precio de la moneda estadounidense se ha disparado desde unos 900 bolívares a mediados de 2016 hasta 3.580 esta semana, tras haber pasado por los 4.238 a comienzos de diciembre y 4.538 el 30 de noviembre.

En la medida en que sigue subiendo, va minando la capacidad adquisitiva real y el valor de los activos afincados en el país.

Por el tercer trimestre de 2016 era posible encontrar apartamentos en zonas más tranquilas de Caracas, como Los Palos Grandes, en el municipio Chacao, por unos 100 millones de bolívares, es decir, en torno a $1.000 de la época el metro cuadrado.

Ahora, a comienzos de este 2017, para que el propietario aspirara conseguir el mismo monto en divisas, tendría que vender por encima de los 350 millones de bolívares.

Mientras, toda la economía intenta ajustarse a la nueva realidad de un dólar paralelo que es marcador desde los precios del azúcar y la pasta, hasta de los dientes postizos.

Esta macrodevaluación que se ha sumado como un fardo a una economía ya postrada, desalienta a compradores y a vendedores, pues ningún lado tiene margen de maniobra para adaptarse y lo único seguro es la incertidumbre.

“Los precios después de las grandes devaluaciones caen en su valor en dólares, pero en este último percance también cayeron en bolívares incluso”, explica González, de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela.

Con la inflación tan elevada en Venezuela eso “es paradójico”, señala. “Pero sencillamente se debe a la extrema pobreza en la cual hemos caído y ha caído la clase media fundamentalmente”, agrega.

“Hay un componente adicional: el exceso de oferta de las viviendas de la gente que se está yendo. Con esa platica pensaban arrancar en otro lado. Pero al aumentar la oferta y caer la demanda los precios tienden a caer”, agrega.

En un mercado sin liquidez ni profundidad, inundado por la oferta y sin opciones de financiamiento, el capital familiar y ahorro de toda una vida representado en una propiedad inmobiliaria también rueda por el suelo.

“Nos estaban ofreciendo un precio ridículo en dólares”, señala una profesional que se mudó a México hace ya cinco años.

Su apartamento, de materiales de primera, ubicado en una urbanización exclusiva del sureste de Caracas permanece cerrado. Estuvo un tiempo alquilado con opción a compra, pero por alguna razón no prosperó el negocio, por lo que ahora la familia tiene que encajar la carga de tener este activo inmovilizado mientras se disparan en bolívares los costos de mantenimiento, desde el pago del condominio del edificio, hasta las pólizas de seguros y servicios.

- El mercado está estrangulado -

Al problema actual de exceso de oferta en medio de una recesión se añade que no hay financiamiento de ningún tipo.

El crédito de política oficial que establece el gobierno a partir de ahorros de los propios trabajadores no alcanza para cubrir ningún precio. Financia hasta 20 millones, con lo que en Venezuela no se compra nada.

La banca financia hasta 40 millones –tal vez el costo de un muy pequeño apartamento en una ciudad dormitorio- pero para acceder a un crédito así hay que tener “ingresos fabulosos”, señala González. Y la gente que tiene esos ingresos no quiere ese tipo de propiedades.

“El mercado no se ha multiplicado al mismo ritmo del dólar negro. Por supuesto ha aumentado, pero no se han podido multiplicar porque es un mercado lento que no puede ir a los avatares de DolarToday” (la página web convertida en referencia del dólar paralelo), dice este experto.

Aunque muchos compradores puedan no creerlo, según González los precios en Venezuela se mantienen muy rezagados respecto a los precios internacionales.

“Aquí puedes conseguir viviendas nuevas, a estrenar en 400 dólares el metro cuadrado. Eso ni lo sueñas en países parecidos al nuestro, como Colombia o Perú”, dice González.

Esta realidad desdice la tesis de agentes del mercado que llegaban a pedir por metro cuadrado en Caracas valores comparables a los de Madrid o Nueva York, lo que lleva a algunos analistas a pensar si no es que se trata de una burbuja que estalló junto con el colapso de toda la economía.

“No puedes pretender vender el metro cuadrado en Caracas, la segunda ciudad con más asesinatos en todo el mundo por cada 100 mil habitantes, al mismo precio que en Madrid. No tendría ninguna racionalidad”, comentaba un economista al describir las distorsiones locales.

“El problema es macro, del sistema. Simplemente al mantener una inflación como la que tenemos el mercado se vuelve loco. No hay manera de verlo de forma objetiva”, explica por su parte González.

“Diría que la situación es inmanejable porque no tenemos mercado primario de viviendas. Las nuevas no existen. El sector privado no está construyendo ni el público. Al no haber mercado las condiciones las fijan los propietarios y ese mercado se ha agotado por la falta de demanda”, resume.

“Lamentablemente pasa todos los días: vemos gente que ha liquidado su propiedad a la mitad del valor de lo que aspiraba porque simplemente necesitan el dinero”, señala.

Hay otro fenómeno creciente, el de personas y familias que están liquidando sus inmuebles no para irse del país sino para quedarse, vivir arrimados o en un lugar más pequeño para sobrevivir y seguir comiendo.

“Es gente que está bajando de clase social y nivel de vida para poder sobrevivir. Estoy hablando de profesionales universitarios. Son casos recurrentes”, revela.

En medio de las dificultades, los vendedores están hasta aceptando bolívares, para arreglárselas como puedan y buscar sus propios dólares o tratar de proteger cuanto antes el capital, confirmaron fuentes del mercado, además del propio González.

En medio de esta tormenta perfecta del sector inmobiliario, hay gente vendiendo paraguas.

“Hay mucha gente haciendo el peor negocio de su vida, pero otros el negocio de su vida, comprando a precios históricamente muy bajos a los cuales no se puede construir hoy porque no alcanza. Si alguien tiene posibilidad de invertir alguna platica están haciendo buenos negocios”, señala González.

Fuente: El estimulo / Omar Lugo

Venezuela: Bancos deberán destinar 20% de créditos a préstamos de vivienda




Fuente: informe21
 El Decreto número 2.721, publicado en la Gaceta oficial 41.095 con fecha del 14 de febrero de 2017, establece que los bancos deberán, con carácter obligatorio, colocar con recursos propios un veinte por ciento (20%) a la concesión de créditos hipotecarios para la construcción, adquisición y autoconstrucción, mejoras y ampliación de vivienda principal.

Presidencia de la República
Decreto N° 2.721
14 de febrero de 2017

NICOLÁS MADURO MOROS
Presidente de la República

Con el supremo compromiso y voluntad de lograr la mayor eficacia política y calidad revolucionaria en la construcción del Socialismo, la refundación de la Patria venezolana, basado en principios humanistas, sustentado en condiciones morales y éticas que persiguen el progreso del país y del colectivo, por mandato del pueblo de conformidad con lo establecido en el artículo 226 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y en ejercicio de las atribuciones conferidas en los numerales 11 y 20 del artículo 236 ejusdem, en concordancia con lo dispuesto en el numeral 11 del artículo 2o, y en el artículo 3o del Decreto N° 2.667, de fecha 13 de enero de 2017, mediante el cual se declara el Estado de Excepción y Emergencia Económica en todo el Territorio Nacional; y los artículos 3o, numerales 14, 18, 19, 25 y 26 del artículo 6o, y 52 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat, en Consejo de Ministros,

CONSIDERANDO

Que es obligación del Estado Venezolano garantizar el derecho a la vivienda consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, asegurando el acceso de los ciudadanos y ciudadanas a las políticas, programas y proyectos que desarrolle en esa materia, conforme a principios constitucionales de justicia social,

CONSIDERANDO

Que corresponde al Estado Venezolano a través del Órgano Superior del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat, la rectoría del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat junto con el Ministerio con competencia en materia de Vivienda y Hábitat como parte integrante de dicho Órgano, la regulación, formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de la política integral en materia de Vivienda y Hábitat,

CONSIDERANDO

Que corresponde al Estado Venezolano en el marco de la Gran Misión Vivienda Venezuela, aprobar planes, programas, proyectos y demás acciones de desarrollo de viviendas, dirigidos a la población,

CONSIDERANDO

Que es imperioso organizar y priorizar las necesidades de vivienda del pueblo venezolano en atención al Plan de la Patria y Sus objetivos, relacionados con el derecho humano a la vivienda que actualmente se desarrolla a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela,

CONSIDERANDO

Que la guerra económica iniciada contra el Pueblo Venezolano ha incidido negativamente y en el detrimento de la actividad económica, dificultando el acceso de la vivienda a las familias venezolanas.

DECRETO

Artículo 1o. De la cartera de crédito bruta anual, que con carácter obligatorio deben colocar con recursos propios las instituciones del sector bancario, se destinará un veinte por ciento (20%) a la concesión de créditos hipotecarios para la construcción, adquisición y autoconstrucción, mejoras y ampliación de vivienda principal.

Artículo 2o. El porcentaje a que se refiere el artículo anterior, se distribuirá por las instituciones del sector bancario, atendiendo a los siguientes parámetros y a la Resolución que al efecto dicte el Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de Hábitat y Vivienda:

Sesenta y cinco por ciento (65%), destinado a créditos hipotecarios para la construcción de vivienda principal.
Treinta por ciento (30%), destinado a créditos hipotecarios para la adquisición de vivienda principal.
Cinco por ciento (5%) destinado a créditos hipotecarios para autoconstrucción, mejoras y ampliación de vivienda principal.
Artículo 3°. Las instituciones del sector bancario deben cumplir con la distribución del porcentaje establecido en el numeral 1 del artículo anterior, en los términos que establezca el Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de Hábitat y Vivienda.

Artículo 4°. El porcentaje a que se refiere este Decreto destinado al otorgamiento de créditos para adquisición de vivienda principal deberá atender a grupos familiares con ingresos mensuales entre uno (1) y veinte (20) salarios mínimos. Igualmente, dentro de este porcentaje deberán garantizar el (mandamiento de adquisición de las viviendas que se construyan con esta fuente de recursos.

Artículo 5o. En ejecución de este Decreto, se declara prioridad la protección de las familias venezolanas en mayor situación de vulnerabilidad social y a la clase media trabajadora, por lo cual las instituciones del Sector Bancario deberán tramitar con especial atención las solicitudes crediticias para la adquisición de viviendas de éstos.

Artículo 6o. El Ministerio del Poder Popular con competencia en materia de Hábitat y Vivienda queda encargado de la ejecución de este Decreto.

Artículo 7o. Este Decreto entrará en vigencia a partir de su publicación en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.

Dado en Caracas, a los catorce días del mes de febrero de dos mil diecisiete. Años 206° de la Independencia, 157° de la Federación y 18° de la Revolución Bolivariana
¿Afectó Trump al sector inmobiliario?

                                                                
La victoria de Donald Trump ha impactado en diversos sectores, entre ellos el de la industria inmobiliaria, que es justamente el ámbito en el que se desarrolla el presidente electo de Estados Unidos.

Utilizando a México como referencia, desde que Donald Trump se convirtió candidato a la presidencia, el peso mexicano se desplomó y produjo una reducción en las proyecciones de crecimiento para México. 

Previo a la llegada de Trump, México permaneció en la mira internacional durante varios años para inversiones inmobiliarias, la tasa de disponibilidad de metros cuadrados industriales era baja, indicando que la demanda de espacio industrial era muy alta.

Ahora, con la llegada de Trump a la presidencia, las inversiones hacia México se vieron afectadas principalmente en la parte de manufactura de naves industriales. Un claro ejemplo es la decisión de Ford, General Motors y posiblemente Chrysler de dejar de invertir en México.

En mi opinión, esta situación de incertidumbre perjudicará a las inversiones inmobiliarias industriales pero beneficia a las inversiones habitacionales ya que los bienes raíces son un activo refugio al que pueden recurrir los inversionistas para proteger el valor de su patrimonio y en caso contrario, vender una propiedad podría implicar perder las ganancias de valor por la depreciación constante de la mondada (peso mexicano).
Fuente: Rogelio Leon