Las nuevas tecnologías están permitiendo que el concepto de ‘casa prefabricada’ evolucione con rapidez hacia viviendas de construcción cada vez más rápida y fácil, ecológicas y baratas.
Los ingenieros de la compañía holandesa Wikkelhouse estuvieron durante cuatro años estudiando la manera de lograr estructuras sólidas y cómodas con el material que, según ellos, mejor podría cumplir con esas características: el cartón.
Los resultados son tan sorprendentes como atractivos. Las casas que comercializan son modulares, de tal manera que pueden ampliarse tanto como se necesite, aunque siempre a lo largo, no a lo alto (son módulos horizontales).
Son estructuras muy ligeras. Una vivienda tipo pesa alrededor de 500 kilos, lo que permite que incluso montada pueda trasladarse con facilidad. Y su resistencia les asegura como mínimo 50 años de vida útil. El precio: a partir de 29.000 dólares (unos 25.500 euros).
Los responsables de la empresa aseguran que “tiene un impacto mínimo sobre el medio ambiente, es tres veces más ecológica que una vivienda tradicional. Además, los módulos, de 1,2 metros de profundidad cada uno, se pueden utilizar una y otra vez y son 100% reciclables”.
Como muebles de Ikea
El sistema de fabricación de los módulos es innovador. Unos moldes de metal con la forma de la estructura deseada se van envolviendo en 24 capas de cartón corrugado u ondulado, unidas entre sí por la presión y por un pegamento natural.
Los módulos terminados son enviados en transportes convencionales. Los compradores deben encargarse de ensamblarlos, como si de muebles de Ikea se tratara.
El sistema de anclaje es sencillo, con juntas de presión y uniones fijadas con pernos y tornillos. El suelo, las paredes exteriores y el techo, están cubiertos a ambos lados por láminas de madera impermeable para resistir las humedades y lograr un mejor aislamiento, lo que a su vez favorece la climatización natural de las estancias.
La cocina y el baño requieren instalaciones específicas para las tomas de aguas y la evacuación de los residuos. En esas zonas los módulos utilizan otros materiales más tradicionales (cerámica, PVC…).
El tamaño de las ventanas pueden variar según el gusto del cliente. Desde pequeñas aberturas, para dejar pasar la luz preservando la intimidad, hasta grandes cristaleras en la fachada o como mirador en la parte de atrás de la casa.
La vivienda puede ampliarse en cualquier momento, añadiendo nuevos módulos, o incluso modificar su ubicación si fuera necesario. Al no contar con cimentación, se le considera un bien mueble, es decir, que puede trasladarse. Por tanto, recibe la misma consideración que una caravana y en España no hay una ley que regule este tipo de vivienda ni normativa para su colocación.
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