| La
 resolución de la Superintendencia Nacional de Arrendamiento de 
Viviendas (Sunavi) del pasado 28 de marzo de 2014, que ordena a los 
propietarios de edificios de larga data, con más de 20 años dedicados al
 alquiler de apartamentos formalizar la oferta de venta a sus 
inquilinos, movilizó a las partes involucradas. 
 Por una parte, los colectivos y redes de inquilinos celebran la medida, 
pues apuestan a que esta vez sí se debe cumplir la ley a cabalidad. 
“Porque los propietarios no nos estaban parando”, apunta Maglene 
Sierralta, de la Asociación de Inquilinos Bolivarianos.
 
 Para estas organizaciones, el hecho de que los dueños acepten el acuerdo
 de venta constituye un punto de honor a una lucha en la que llevan 
desde 2006. “Esto es justicia social. La mayoría de los inquilinos son 
de la tercera edad, muchos hijos de inmigrantes. Hemos hecho una vida 
con nuestros padres e hijos pagando alquiler desde hace 40 años y más”, 
cuenta Douglas Acevedo, quien logró comprar su apartamento en el 
edificio San Biaggio.
 
 “Esto es justicia social, gracias al presidente Chávez. Mi apartamento 
me costó 67 mil bolívares. A otros les salió un poco más caro porque son
 más grandes o por estudio socio-económico. A una señora aquí en el 
edificio le salió gratis, lo pagó un banco del Estado, porque ella es 
sola y de edad avanzada”.
 
 La medida beneficiará a 25 mil inquilinos que habitan en edificios de 
vieja data, según registros de las organizaciones de inquilinos.
 Los gremios inmobiliarios, representantes de dueños de edificios y de 
compañías que administran los arriendos que se cobran a apartamentos 
ubicados en edificios viejos -la mayoría construidos en las décadas de 
los años 50, 60 y 70-, fustigan la resolución.
 
 La Cámara Inmobiliaria de Venezuela (CIV), apenas se publicó la 
resolución, introdujo un recurso de nulidad ante los Tribunales 
Superiores Contenciosos de Caracas. “Esto es un atentado más contra la 
propiedad privada, no se puede obligar a vender”, señaló Aquiles 
Martini, presidente del gremio.
 
 La Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos (Apiur), que además 
administra varios de los edificios que serán objeto de la medida, se 
opone a la resolución en el mismo orden de la CIV, e insiste en que los 
avalúos que se hacen de las edificaciones están muy por debajo del 
mercado. “El Estado no debe ponerle precio a la propiedad privada”, 
sostiene Roberto Orta, representante de Apiur.
 
 Los gremios también se oponen a la metodología de avalúo que aplica la 
Sunavi para determinar el precio final de los inmuebles, pues aducen que
 con esta fórmula no se toma en cuenta la ubicación y la zona donde 
están los edificios.
 
 En descargo, Rigel Sergent, del Movimiento de Inquilinos, sostiene: “Los
 propietarios dicen que se limita el derecho a la propiedad, pero son 
ellos quienes lo niegan porque saben que el inquilino que lleva más de 
40 años, en muchos casos hasta 50 años pagando alquiler, ya ha cancelado
 esa vivienda; lo saben, pero quieren seguir lucrándose porque ven la 
vivienda como una mercancía. Nosotros luchamos por justicia social”.
 
 Empezó a correr el lapso. Lo concreto, en este momento, es que el plazo 
de sesenta días que prevé la resolución para que los propietarios hagan 
la oferta de compraventa empezó a correr desde que se publicó la medida 
que vence a finales de mayo.
 
 Según la resolución, en ese plazo el propietario deberá formalizar la 
oferta de compraventa; en caso contrario, de no cumplir con este paso, 
se le aplicará una multa de 2 mil unidades tributarias (UT), que 
equivale a 250 mil bolívares (una cifra equivalente al precio máximo de 
un apartamento de vieja data, de 70 metros, tres habitaciones , según la
 fórmula de avalúo que aplica la Sunavi).
 
 Debido a que esta resolución es una derivación de la disposición 
transitoria quinta de la Ley para la Regulación y Control de 
Arrendamiento de Vivienda, promulgada en noviembre de 2011, de no 
concretarse el acuerdo de compraventa al término de los 60 días, la ley 
prevé que las organizaciones sociales (en este caso, los colectivos y 
redes de inquilinos) podrán pedir al Ejecutivo que proceda a la 
expropiación del inmueble, pero voceros de los colectivos destacan que 
quieren llegar a acuerdos antes de pedir la expropiación.
 
 “Queremos comprar. No queremos nada regalado, aunque sabemos que aún con
 la expropiación el Estado le paga un justiprecio al dueño; pero no 
queremos recurrir a esa vía sin intentar acuerdos amigables”, resaltó 
Sergent.
 
 Este vocero relató que, en los avalúos que se han realizado con base en 
la metodología para calcular el precio del inmueble, la cual toma en 
cuenta la depreciación (antigüedad, años de construcción), el tamaño del
 apartamento (metraje) y el mantenimiento (condiciones de la 
infraestructura, servicios de luz, agua), el valor máximo de un 
apartamento de larga data es de 250 mil bolívares.
 
 Los censos que llevan los colectivos indican que de las 25 mil familias 
que habitan edificios viejos, 85% de los responsables del arriendo son 
mayores de 55 años de edad.
 
 Ante esta realidad, se llegó a un acuerdo con la banca pública encargada
 de otorgar los créditos hipotecarios -los cuales tienen una vigencia de
 entre 25 y 30 años para cancelar la hipoteca-, de suscribir un seguro 
de vida retornable en caso de fallecimiento del beneficiario del 
crédito. “Pero también en la banca pública nos han indicado que son 
créditos heredables”, aclaró Maglene Sierraalta.
 
 Otro acuerdo que están concretando colectivos de inquilinos con el 
Estado es que, en caso de que algún inquilino de los edificios viejos 
que se vendan en su totalidad no quiera comprar el apartamento, hay una 
propuesta de que la Inmobiliaria Nacional -estatal adscrita al 
Ministerio de Vivienda- compre el apartamento, y en el caso de que el 
ocupante decida mudarse, el Estado dispondrá de esta unidad, bien para 
el alquiler con opción a compra o para venderla.
 
 Maglene Sierraalta resalta que algunas familias que habitan los 
edificios viejos y que llevan más de 40 años vivienda allí y tienen la 
capacidad de comprarlos de contado. “Hemos ahorrado, tenemos una buena 
jubilación o contamos con el apoyo de nuestros hijos y nietos, pero 
necesitamos que nos hagan la oferta. Todas las familias tienen la mejor 
disposición y posibilidad de pagar el crédito”.
 
 Al tratarse de edificios con más de 30 años de construidos, y a muchos 
de los cuales se les ha aplicado la regulación, el alquiler que pagan en
 promedio ronda los 500 y 300 bolívares. En muchos de estos inmuebles 
los inquilinos asumen los gastos de mantenimiento, pagos de servicio de 
agua y luz. “En muchos casos las administradoras o los propietarios no 
quieren asumir ningún pago de servicios ni de mantenimiento”, apunta 
Sierraalta.
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