Vas
a una junta y… ¿te sudan las manos o bajas la mirada frente a tus
colegas? Estás en problemas. Detecta los errores y controla tu lenguaje
corporal.
Las partes del cuerpo que más se observan en una conversación de negocios son la cara y después las manos. Una vez que lo reflexionas un poco hace mucho sentido, pues reflejan directamente nuestras emociones.
Puedes controlar en gran medida, y una vez
que has sido capacitado en ello, el movimiento de tus manos mientras
hablas, no obstante, el lenguaje corporal más sincero es aquel que
sucede sin “pensar o reflexionar”, es instantáneo. No podrás evitar
sonrojarte, ni que el corazón se te acelere ante una situación extrema
de peligro. Sin embargo, es posible poco a poco que seas más consciente
de tu lenguaje corporal y lo que éste comunica sin palabras.
“Lo más importante en toda comunicación es escuchar lo que no se está diciendo.” Peter Drucker
A continuación, te comparto los 10 gestos de tu lenguaje corporal que podrían arruinar tu imagen:
1) Morderte las uñas
Más allá de considerarlo como un mal hábito
si te muerdes las uñas proyectas que eres una persona ansiosa, que no
tiene el control de la situación y que podría tomar una decisión
precipitadamente. Un ejecutivo, aunque cuide muy bien su imagen
personal, si observamos que sus uñas están mordidas de inmediato pierde jerarquía y respeto ante cualquiera. No es un comportamiento esperado por alguien que suponemos tiene la capacidad de estar al mando.
2) Morderte el labio inferior
Imagina que estás dando tu punto de vista en
una reunión de negocios mientras, inconscientemente, después de decir
“estoy seguro que ésta es la mejor decisión” te muerdes el labio
inferior. Los asistentes acaban de escuchar lo que dijiste pero al mismo
tiempo observaron que ni tú mismo lo crees. Nos mordemos el labio
inferior ante la duda o los nervios. No lo hagas.
Otra variante es humedecer los labios,
cuando pasas tu lengua sobre de ellos. Ante los nervios tus labios se
resecan y una reacción inconsciente se activa para solucionarlo.
3) Que te suden las manos
Cuando tememos no conseguir algo nos sudan las manos. Es una señal inequívoca que estamos nerviosos e inseguros.
Imagina que están por presentarte al cliente más exigente de la
empresa, aquel que tiene una personalidad que intimida. Sentirás que las
manos se convierten en mantos acuíferos.
Es uno de los gestos de tu lenguaje corporal
que más daño podría hacer a tu imagen, pues aunque nadie te reclame, se
quedará con esa sensación poco grata de saludarte de mano.
¿Cómo puedes controlarla? Antes del evento, sé precavido y lleva contigo en el bolsillo del pantalón unpañuelo de algodón y discretamente “seca un poco” tu mano derecha antes de saludar.
4) Fruncir el entrecejo constantemente
Te sorprenderías de lo difícil que es
controlar cada músculo de tu cara. No necesitamos mucha explicación para
entender que un rostro con el entrecejo fruncido es percibido como “molesto, enojado o incómodo”.
Lo grave del asunto es que hay muchas
personas que cuando interactúan hacen este gesto sin darse cuenta
provocando en quien los observa fuertes dudas acerca de si han podido
llegar a un acuerdo, pues el rostro del interlocutor dice lo contrario.
A veces la gente poco sociable frunce el
entrecejo no como señal de enojo sino como una actitud de duda hacia sí
mismos preguntándose “¿estaré diciendo lo correcto?”. Que este gesto no
provoque que los demás capten un mensaje que no deseas comunicar.
5) No sonreír
Nos agrada más tratar con personas sonrientes
que con aquellas que lucen serias, dando una impresión de antisociales.
En más de una ocasión hemos conocido a alguien que parecía ser callado,
sin ganas de interactuar, y resulta que después de tratarlo por un
tiempo nos percatamos que es una persona alegre.
¿Cuál es entonces el problema? Que si este es
tu caso no podrás revertir esa primera impresión con todos los que te
observen. A menudo las personas tímidas sonríen muy poco, generando un
lenguaje corporal que en vez de invitar a “conversar e interactuar” dice
sin palabras “no me molestes”.
Jamás olvides que en el mundo de los negocios las relaciones personales son vitales para el éxito.
6) Reír de nervios
Las emociones siempre encontrarán una vía de
expresión en tu lenguaje corporal, una de ellas es la risa de nervios.
Cuando sucede en aquellos momentos en que el interlocutor esperaría una
actitud comprensiva o respetuosa, provocamos que perciba de nosotros una
persona burlona antes que empática.
Consejo: ante esta situación es mejor que hables y llenes el “silencio” a que esperes que tu risa de nervios aparezca.
7) Parpadear constantemente
Todo gesto de nuestro cuerpo tiene una razón
de ser. Cada vez que conversamos con alguien y le escuchamos
parpadeamos, es la manera en que “guardamos” en nuestra mente la
información que estamos recibiendo. Lo contraproducente aparece cuando
por nervios empezamos a parpadear más aprisa sin darnos cuenta.
Normalmente parpadeamos de 14 a 16 veces por
minuto, pero cuando este rango aumenta significativamente, quien platica
contigo se distraerá de inmediato y el movimiento acelerado de tu
parpadeo robará su atención y te hará ver como una persona nerviosa, no con liderazgo.
8) Bajar la mirada cuando deseas proyectar seguridad
En este ejemplo no deseo abarcar el tema del contacto visual y la mentira,
sino de aquellas ocasiones en que sin defender una idea o responder a
una pregunta que busca verificar nuestra sinceridad bajamos la mirada.
Por ejemplo, imagina que entras a un
elevador, no deseas conversar con la gente que ya está dentro, sin
embargo, tu mirada se cruza con un ejecutivo que proyecta una imagen
poderosa o muy seguro de sí mismo; al momento de observarle no eres
capaz de sostener la mirada por lo menos 1 segundo y de inmediato la
bajas.
Si intentaras “racionalizar” tu reacción
podrías decir “no me cayó bien” o “no me interesa tratarlo”, sin
embargo, reflexiona, bajaste la mirada, no la desviaste.
Ahora imagina este gesto cuando observas a un
orador y en varias ocasiones baja la mirada al piso, de inmediato el
público lo nota inseguro. Cuida de no bajar la mirada, no se trata de retar al interlocutor sino de proyectar seguridad sin la necesidad de demostrar superioridad.
9) Ocultar las manos al hablar
Las manos son las responsables de convertir
los ademanes en los adjetivos de nuestras palabras. Cuando una persona
al hablar mueve libremente las manos la percibimos más relajada y segura
de lo que dice. Es abierta y accesible.
En cambio cuando las oculta, sea colocándolas
detrás de su espalda baja, debajo del escritorio o las mete en los
bolsillos del pantalón, proyecta una imagen poco confiable,
pues de inmediato el interlocutor percibe que “algo oculta”. Sé más
consciente de evitar este gesto y provocarás que los demás confíen más
en ti cuando te escuchan.
10) Mover constantemente la pierna o el pie (al estar sentado)
No necesitamos mucha explicación cuando
observamos en una reunión a alguien sentado que mueve constantemente la
pierna o el pie. Refleja impaciencia y, si continúa así por varios
minutos, incomodará de inmediato a los que le rodean o lo ven.
Cualquier líder que refleje su ansiedad con este gesto perderá credibilidad inmediata ante sus seguidores, ya que comunica sin palabras que las decisiones que está por tomar pueden no ser las más apropiadas.
Obsérvate a ti mismo. Descubrirás la manera
en que tu lenguaje corporal se expresa. Si te das cuenta que alguno de
los 10 gestos anteriores aparece pregúntate ¿por qué estoy nervioso o
inseguro? Y una vez que aceptes la causa no permitas que ella te frene
en conseguir tu objetivo.
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