Ranchos con paredes de madera y techos del material que sea son comunes en los barrios que están a un lado de la vía principal de Mariches, y muchas están al borde de un precipicio
Como en 2013 las lluvias estuvieron por debajo del promedio histórico en Caracas, el número de familias que quedaron damnificadas por deslizamientos fue también relativamente bajo, y las noticias de viviendas tapiadas y familias movilizadas a refugios apenas y aparecieron en medios de comunicación.
2013 tuvo además una particularidad en este sentido: la gran mayoría de las viviendas afectadas total o parcialmente por las lluvias se concentran entre el kilómetro 15 y el 20 de la vía Petare-Santa Lucía (municipio Sucre), uno de los sectores más precarios y menos atendidos de toda el área metropolitana de Caracas. Todos los barrios que se despliegan en este tramo de la vía, en su mayoría bautizados con nombres que nada tienen que ver con su realidad (Brisas de Anaco, El Rinconcito, Villa Esperanza, San Lázaro 3, Chaguarama, La Lagunita, La Arboleda 1) tienen una historia que contar con respecto a familias damnificadas. Entre todos suman unas treinta viviendas que se perdieron para siempre y cuyas familias aún esperan alguna respuesta oficial. Perdieron sus viviendas Arelis Álvarez perdió su vivienda a finales de octubre en La Lagunita, sector Estrella de la Mañana, un barrio cuyas casas no tienen cañerías ni servicio de luz eléctrica. Desde entonces, ella y su familia viven en un antiguo dispensario, y no le han dicho qué será de su futuro. No parece demasiado preocupada, tal vez porque está acostumbrada a los golpes: en su barrio eso de perder la casa es cosa común. Mientras tanto , en El Rinconcito (uno de los barrios del sector El Winche), hay 19 familias viviendo en ranchos con paredes de madera y techos de zinc debido a que hace cinco años fueron derribadas sus antiguas viviendas con la promesa de que en el lugar construirían nuevas casas en el marco del programa de sustitución de rancho por casa. Derribaron sus viviendas, aplanaron y terracearon el espacio pero hasta ahí llegaron: las nuevas viviendas nunca se construyeron y en estas estructuras provisionales con paredes de madera llevan viviendo ya cinco años. "Hemos hecho como quinientas denuncias", dice Jessica Castillo, mientras Albertina Mirabal, fundadora de este barrio a principios de los 70 y hoy en la más absoluta pobreza (seis hijos, treinta nietos y ni siquiera cobra pensión), implora algún tipo de ayuda: "No tienen idea de cómo vivimos", dice. Ramón Ojeda, quien vive en el kilómetro 17 de la carretera Petare-Santa Lucía, enumera además otras tragedias que dejó el 2013 para esta zona: en la Arboleda 1 hay todavía más de veinte familias habitando una zona que fue declarada inhabitable, y en la casa comunal hay dos familias viviendo desde hace meses, mientras que en La Lagunita hay cinco familias que continúan viviendo en casas semicolapsadas por deslizamientos. Y para ilustrar la poca atención que recibe toda esta zona, cuenta que en El Winche la alcaldía estaba arreglando la vía principal, pero como hubo un accidente (un camión de las obras se fue por un barranco) los trabajos quedaron así, a medias, y ahora la vía está intransitable. Han pasado dos meses y nadie parece haberse dado por enterado, a pesar de que se trata de una vía principal. Y es que incluso en una ciudad en la que el 55% de sus habitantes vive en sectores populares es difícil conseguir una zona tan desasistida y olvidada de todos como estos últimos cinco kilómetros de la carretera Petare-Santa Lucía |
miércoles, 26 de febrero de 2014
Venezuela: En Mariches están zonas más frágiles de la ciudad
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