El presidente del WorldWatch Institute, Ed Groak, en el Palau Macaya. JORDI SOTERAS
La cumbre del clima ponía en común la pretensión de los Veintiocho de reducir los gases de efecto invernadero en un 80% para 2050, en relación a los niveles de 1990. Sonadas son ya las predicciones que estiman que la población urbana se doblará para la próxima mitad del siglo, que como consecuencia directa generará un aumento de la demanda de recursos. De hecho, se estima que será necesario un planeta y medio para abastecer a la población. Y para alcanzar este reto, el WorldWatch Institute se pregunta cómo las ciudades pueden ser más sostenibles en su informe anual. Con este planteamiento por título, la organización; que trabaja por acelerar la transición a un mundo sostenible, presentaba esta semana su informe sobre las consecuencias del tren de vida de las urbes en el cambio climático. Aunque las conclusiones definitivas no se harán públicas hasta el próximo mes de abril, por primera vez la institución hace un balance de sus conclusiones en la Ciudad Condal.
Destacan como principales ejes los niveles de consumo de materiales y energía, el trato de la naturaleza, el desarrollo de centros de bienestar y la eficiencia como meta última. En este sentido, el presidente del WorldWatch Institute, Ed Groak, resalta en la carrera contra el cambio climático las buenas prácticas de las ciudades de los países escandinavos. Su esfuerzo por fomentar el porcentaje de renovables en el cómputo de la cesta energética comenzó hace 20 años. Actualmente, según Groak, su sistema eléctrico es prácticamente libre de carbón.
En un repaso a las iniciativas más efectivas en aras de fomentar la sostenibilidad, el estadounidense se refiere a los sistemas de refrigeración urbana. Esta tecnología redunda en un incremento de la eficiencia energética que cambia el sistema de refrigeración o calor de los hogares o edificios, por sistemas que abarcan todo un vecindario o grupo de viviendas. Asimismo hace hincapié en el «masivo uso de la bicicleta en estas ciudades, en las que la circulación de coches se ha reducido notablemente», analiza el presidente.
Considerando los residuos como una de las principales fuentes de emisiones de carbono, su transformación en biofuel se erige como una firme alternativa. Así es que algunas de las ciudades más avanzadas trasladan su basura a plantas de procesado, en las que el material se somete a una serie de tratamientos que despiden un gas, que puede ser transformado en biofuel. «Reciclan los residuos y utilizan el biofuel resultante para el transporte público», aclara Groak.
¿Puede Barcelona ser sostenible? El informe ejemplifica con el área urbana de Barcelona un modelo de distribución inteligente, en contraposición con Atlanta. En su evaluación resaltan en positivo que el 80% de los desplazamientos se pueden realizar en transporte público, a pie o en bicicleta. El número de áreas urbanas verdes se ha incrementado en un 150% en los últimos 30 años, de los que son públicos el 29% de todos los espacios verdes. Sin embargo, como punto a mejorar, desde el WorldWatch Institute se refieren a la necesidad de instalar mayor número de paneles solares en los tejados de los edificios altos. Una energía reaprovechable para los sistemas de calentamiento de agua.
Groak reflexiona sobre la tendencia mundial migratoria hacia las urbes, cuyo principal atractivo reside en unas oportunidades laborales inexistentes en el rural. El experto analiza la situación y razona que: «No llegan preparados para lo que la ciudad requiere que hagan, por lo que se empiezan a generar poblaciones que no encuentran trabajo. Es una de las cosas que la ciudad tiene que empezar a gestionar activamente: cómo lidiar con esta población que queda marginada porque no tienen los recusos necesarios para establecer una vida cómoda». Groak mira hacia Río de Janeiro para ejemplificar cómo la oportunidad de acceder a una educación abre un camino para que los ciudadanos encuentren su propio camino.
El cambio es palpable en los países en vías de desarrollo. Groak salta a India y China, ambos superpoblados, donde están experimentando el establecimiento de la clase media. «Tienen la oportunidad de hacer el cambio, por primera vez, y construir una ciudad puramente sostenible en lugar de tener que recuperarse», considera.
En última instancia, las perspectivas de futuro muestran un movimiento liderado por las ciudades, no los gobiernos, que trabaja por alcanzar una reducción del 80% de los gases efecto invernadero en 2050 y cuya avanzadilla lideran los países escandinavos: «Veremos que los países escandinavos alcanzarán la reducción del 80% en los próximos diez años», estima el presidente.
El informe ¿Pueden las ciudades ser sostenibles? ha sido realizado por el WorldWatch Institute y su presentación fue organizada por el Club de Roma junto al ICTA-UAB en el Palau Macaya de la Obra Social La Caixa.
Fuente: El Mundo
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jueves, 28 de enero de 2016
«Ahora, es posible construir ciudades sostenibles en lugar de recuperarlas»
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