De los países de la región, Panamá es sin duda uno de los que tiene el índice más alto de crecimiento. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), nuestro país había superado el 10% de progresión del producto interno bruto (PIB) en el año 2012. Sin embargo, este crecimiento en la ciudad se ha dado de manera descontrolada.
Se debe contar con planificación urbana para idear un plan de ejecución que vislumbre el futuro de las zonas, tomando en cuenta las necesidades de nuestra sociedad.
Considero que una de las mayores dificultades es que la ciudad no está adaptada para la gran demanda que tenemos. El problema con el crecimiento descontrolado es que no permite adecuar las áreas para que puedan sostener a una mayor cantidad de personas. Contamos con zonas diseñadas para barriadas, que hoy en día son áreas comerciales o con edificios. Y se tienen las mismas facilidades de estacionamiento, aceras, espacios públicos, transporte y basura para un número de personas que no va acorde a la realidad del lugar.
Según el BID, “este rápido ritmo de urbanización crea enormes desafíos para los municipios y afecta a su capacidad para gestionar eficazmente la calidad de vida de sus ciudadanos”. Debemos analizar nuestra situación y determinar cuáles son los principales retos que tenemos, evaluar y priorizar los problemas, encontrar soluciones específicas y darle seguimiento a los avances. Para lograr una ciudad sostenible se deben utilizar tres pilares, estos son: ambiental, urbano y fiscal.
La sostenibilidad ambiental se basa en controlar la contaminación y la reducción de la vulnerabilidad climática. El desarrollo urbano es diseñar el futuro de la ciudad, distribuyendo equitativamente los servicios, desarrollando un transporte eficiente y creando seguridad ciudadana. En cuanto a la sostenibilidad fiscal, se debe priorizar las inversiones, determinar los retos más importantes y darles solución.
Vivimos en una ciudad que no es amigable para los peatones, no tenemos paradas de buses adecuadas ni los estacionamientos necesarios. Cuando los panameños comprendamos la importancia del orden de la ciudad y del espacio público, empezaremos a dar apoyo y comenzaremos por estacionarnos en lugares designados, exigiremos que las nuevas edificaciones cumplan con el número de estacionamientos adecuados con respecto al número de habitantes, y denunciaremos la apropiación del espacio público.
Para crear una ciudad sostenible todos debemos aportar ideas para una mejor planificación. En mi caso, considero que se debe hacer una distinción entre las áreas residenciales y las comerciales, de esta forma se pueden adecuar las distintas zonas establecidas según el número de personas que las utilizarán.
También pienso que se debe descongestionar la ciudad, con esto se disminuiría la movilización de tantas personas. Sin embargo, el BID establece que en toda América Latina y el Caribe se pasó de una tasa de urbanización de 64%, en 1980, a 79%, en 2010. Esta tendencia indica que en 2050 tendremos alrededor del 87% de la población viviendo en la ciudad. Por esto, es esencial que se cree una guía para controlar el desarrollo.
La improvisación en el futuro de una ciudad se traduce en gastos adicionales de tiempo y dinero para la adecuación de áreas. Uno de los más grandes retos que tenemos es idear una ruta a largo plazo. Gracias a que Panamá ingresó a la iniciativa de Sociedades Sostenibles del BID, tendremos a mediados de este año un diagnóstico, y a finales de 2015 contaremos con el plan de acción con metas de corto, mediano y largo plazo.
Queda en nosotros exigir que se cumpla con el plan de acción para que la ciudad crezca con nosotros. Apoyemos su ejecución y aportemos ideas para crear un mejor Panamá.
Planificar el desarrollo de la ciudad resolvería muchos de los problemas que sufren los panameños todos los días. Exijamos un Panamá planificado.
Regina Sofia Liakopulos Araúz
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