viernes, 20 de noviembre de 2015

Materiales del futuro: entre la alta tecnología y la tradición

Dos hombres eligiendo materiales


La implantación de nuevos materiales constructivos siempre ha modelado el perfil de la arquitectura. Asistimos a una auténtica renovación de soluciones llamada a transformar la profesión en los próximos lustros. Recorremos algunos de los materiales a los que conviene seguir la pista.
La implantación final de estos y otros muchos dependerá de su capacidad para atender unas exigencias cada vez más altas, de la sociedad y de los profesionales. Además de la protección medioambiental, los nuevos materiales deben favorecer su reutilización, ofrecer eficiencia energética, seguridad y, por supuesto, ser inocuos para la salud. Pero también los profesionales exigen que den viabilidad real a sus proyectos, que permitan flexibilidad en la técnica constructiva, aportando sencillez y eficiencia a los procesos constructivos.
  • La madera. El más tradicional de los materiales arquitectónicos está de moda. La apuesta por la sostenibilidad y sus innegables cualidades constructivas y aislantes le han vuelto a llevar al laboratorio, donde surgen desarrollos que ofrecen mayor resistencia y utilidades. En la ciudad noruega de Bergen se está construyendo la torre de madera de uso residencial más alta del mundo, título del que pronto podría verse desposeído si el proyecto entre el estudio MGA y la ingeniería DVVD para la promotora REI termina viendo la luz en París, tal y como recoge la prensa especializada. En este último caso, el material a utilizar será la madera laminada LVL (laminated veneer lumber), que se fabrica con la superposición de múltiples capas de madera cuyas fibras se orientan en una única dirección, pero las soluciones con base en madera son innumerables.
  • Vidrio estructural. De uso más común, se trata de una técnica de sujeción del acristalamiento mediante el empleo de unas siliconas especiales. La novedad llega por la variedad en su uso, desde las fachadas salta ahora a las divisiones de interior, el suelo o como material sustitutivo de escaleras y pasarelas.
  • Ladrillo y adoquines ecológicos. Asistimos a una auténtica carrera para dar con una solución que convenza al sector. Mientras tanto hay una extensa oferta de ladrillos que se presentan con la etiqueta de ecológicos, algunos son tratamientos de reciclados de vidrio o plásticos (los trabajos en torno al plástico pet son muy variados), y otros parten de prensados naturales como tierras comprimidas, pero las soluciones son innumerables. Por ejemplo la empresa americana Calstar parece tomar ventaja con unos ladrillos y adoquines realizados a partir de hollín de carbón que consumen entre un 50% y 85% menos de energía en su fabricación.
  • El Bitublock es otro desarrollo de la universidad de Leeds en el Reino Unido, apuesta por un ladrillo realizado al cien por cien con basura y que ofrece una resistencia seis veces superior al hormigón. Básicamente consiste en triturado de materiales de desecho como partículas de vidrio, escoria metálica o lodo de alcantarillado que se aglutina con el ‘bitumen’ (betún), una especie de argamasa desarrollada por este equipo de investigación; finalmente se le da la forma deseada según las necesidades de construcción. Su resistencia, pero sobre todo su bajo impacto medioambiental y la posibilidad de dar uso práctico a materiales hasta ahora despreciados, entre las ventajas de esta apuesta.
  • Tejas fotovoltaicas. Se ha escrito mucho sobre esta tecnología cuyo alta inversión inicial está frenando su implantación. Sin embargo estas tejas, que incluyen una placa fotovoltaica en su propia estructura, según su forma, tamaño y material, parecen destinadas a implantarse como demuestra la amplia oferta del mercado.
  • Materiales tradicionales. Como la madera, hay otros materiales unidos a tradiciones constructoras regionales que van ganando adeptos en todo el mundo. El adobe, el bambú o la paja son tres de ellos que saltan de la arquitectura mediterránea, asiática o americana para experimentar con ellos. Ejemplo de este esfuerzo es la llamada Catedral de bambú. En contra de lo que parece indicar, este edificio construido en la isla de Bali es una fábrica de chocolate ecológico con 2.200 m2 y tres plantas de altura, que ha utilizado varas de bambú de hasta 20 metros que se rellenan de hormigón para mejorar su resistencia.
  • Cemento y asfalto ecológicos. Otro de los campos en los que más se experimenta. Se responsabiliza a la industria cementera de ser el emisor del 5% del CO2 mundial, por lo que el sector trabaja activamente en buscar soluciones que minimicen este coste ecológico. Sustituir la caliza por residuos de centrales térmicas o de la industria siderúrgica es la apuesta, por ejemplo, de la empresa española Tecnalia, pero son muchas las líneas de trabajo. En el área del asfalto se está experimentando con la reutilización de neumáticos.

El futuro ya está aquí

  • Material polimérico autoreparable. Una sorprendente patente presentada recientemente por la Universidad de Alicante, se trata de una resina transparente y flexible capaz de autorepararse, como se ve en el vídeo de presentación, tras ser cortado con unas tijeras basta con poner en contacto las dos partes para volver a unirlo en unos 15 segundos. Además, sus creadores anuncian que tiene memoria de forma, por lo que tanto si es aplastado como manipulado recupera la forma original en pocos segundos. Además de en medicina, automoción e industria aeroespacial, los expertos ya sondean sus posibilidades en el campo de la arquitectura.
  • Pintura solar. A la espera de que veamos desarrollos comercializados con éxito, es una investigación sobre la que se espera resultados en breve. Aunque hay varias líneas de trabajo, se trata de una apuesta por la aplicación de las nanocélulas de óxido de titanio, de grafeno u otros con colorante. Sus celdas fotovoltaicas microscópicas, con un funcionamiento similar a las usadas tradicionalmente en un panel, capturan la energía solar con tan solo rociar materiales como el acero. Entre sus ventajas destaca su capacidad para generar energía incluso en condiciones de poca luminosidad solar y un coste inferior al del panel fotovoltaico.
Fuente: El Blog de Anida

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