Temperaturas extremas y periodos de lluvias torrenciales continuadas, seguidos por otros de sequía persistente. Estos son los principales síntomas de un cambio climático que solo acaba de empezar a mostrar sus más perniciosos efectos.
Científicos y técnicos llevan tiempo trabajando en soluciones con las que combatir esas preocupantes consecuencias en sectores como la construcción. El objetivo es anticipar un escenario que someterá a los edificios a riesgos estructurales y que afectará a su habitabilidad.
Sería conveniente analizar la respuesta de las construcciones (las ya existentes y las nuevas) a esas situaciones extremas para elaborar sistemas de protección, conocer las reformas necesarias en los edificios que permitan soportar el rigor climático y poner a prueba nuevos materiales.
Para ello hay que desarrollar modelos que reproduzcan las condiciones futuras. Eso es lo que han logrado los hermanos Pau y Antoni Fonseca, investigadores del Centro de Innovación y Tecnología de la Universidad Politécnica de Cataluña, con un software llamado NECADA.
El programa permite estudiar toda la vida de una edificación a partir de los materiales utilizados, el diseño, la ubicación, las características estructurales y el consumo energético. Con esos datos, el modelo informático elabora distintos escenarios climáticos y analiza los efectos en la construcción a lo largo del tiempo. Incluso estima cuánto CO2 emitirá hasta que finalice su vida útil.
Como explica Pau Fonseca, “empresas que gestionen varios edificios, como las cadenas hoteleras u organismos públicos y administraciones locales, podrán emplear el software para valorar de forma integral las posibles reformas que tengan que realizar en sus instalaciones”.
Es evidente también su utilidad en el testeo de materiales, que son los elementos clave en la seguridad y comodidad de los edificios. La industria está haciendo grandes inversiones precisamente para obtener nuevos materiales más resistentes, más ecológicos y de mayor duración.
Los trabajos comienzan en el laboratorio, pero deben continuar con pruebas físicas como las que realiza el Instituto Tecnológico de la Construcción. Allí se averigua el comportamiento de una fachada, del suelo, de una puerta, una ventana o la pintura en situaciones extremas de temperatura y humedad. Una lámpara de gas xenón puede simular las radiaciones solares y un sistema de aspersores, un ciclo largo de lluvias.
De esa forma se comprueban también sus capacidades aislantes y, por tanto, su contribución a laeficiencia energética del edificio. Las investigaciones han dado lugar a materiales tan innovadores como estos:
- Resinas expansivas para suelos. Sustancias líquidas que se inyectan solidificándose de inmediato, asegurando una cimentación firme que soporta grandes presiones.
- Arcillas naturales tratadas para aplicar en revestimientos que precisen una regulación de la humedad y temperatura.
- Hormigón ‘verde’. Descubierto por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), con mayor resistencia mecánica que el hormigón tradicional y menos emisiones de CO2 durante su fabricación.
- Isonat, un compuesto hecho de fibras de madera y poliéster reciclado, muy duradero, que logra un alto aislamiento térmico.
- Esponjas de grafito (carbono). Fruto también de una investigación del MIT. Es capaz de absorber el agua y calentarla con la radiación solar, produciendo vapor, es decir, una fuente de energía. La eficiencia conseguida es altísima, del orden del 85%.
Como se ve, la industria se prepara para los efectos del cambio climático, aunque en la voluntad de todos está que sus esfuerzos no sean tan necesarios como parece. El planeta aún está a tiempo…
Fuente: Blog de ANIDA
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