domingo, 2 de marzo de 2014

La Psicologia de los colores

 
 
eltribuno.info
  A la hora de pintar la casa se pueden obtener beneficios psicológicos derivados de los colores que se elijan para las paredes. ¿Cómo me sentiré si pinto mi dormitorio de fucsia? ¿Será bueno este tono tan frío para el living? ¿Cuál es la combinación ideal para la cocina o un escritorio? Todas esas preguntas deberían estar presentes al momento de decorar, ya que está comprobado que los diferentes tonos producen diferentes efectos en la psique e inciden en el estado de ánimo.

En el dormitorio es importante escoger colores que den serenidad. Por ejemplo, los tonos tierra son suaves y le dan a un dormitorio un aspecto ordenado, orgánico y en contacto con la naturaleza. Los verdes y azules son colores que también aportan paz y naturalidad, por lo que son recomendados en áreas de descanso como salas de estar, dormitorios y en aquellos lugares en los que se quiera transmitir calma a familiares y visitas. Ahora, si se quiere agregar un poco de pasión se puede incluir el rosa, el lila, el púrpura y hasta el fucsia en una dosis moderada.

La cocina y el comedor son áreas de alto tráfico ya que son puntos de reunión social, por lo que se recomienda utilizar colores que incentiven la charla y la alegría. Si se quiere lograr que el ambiente despierte el apetito, se recomienda pintar con colores vivos como el amarillo y el naranja pues estimulan el cerebro. Incluso se puede considerar el rojo, pero con moderación, pues en exceso puede resultar muy irritante.

El negro es un color que absorbe mucha luz por lo que no se debe abusar mucho de él pues la cocina podría tornarse más caliente de lo que ya es. Si le gusta mucho este color, lo que se recomienda es equilibrarlo con el blanco, ya que así se contrarresta su efecto y se aporta luz, haciendo el espacio más fresco.

Para los baños, la gama se vuelve más amplía pues son lugares donde no se permanece demasiado tiempo. Si el objetivo es sentirse fresco,se puede optar por los colores claros, azulados y verdosos. Si lo que se pretende es conservar la naturalidad del hogar, los marrones son ideales, y si se desea reproducir efectos energizantes, se pueden utilizar los tonos amarillos, naranjas y hasta rojos.

Rasgos propios de cada color

Rojo: es un color que tiene bastante energía. Hace que la persona se sienta intrépida, osada, poderosa, valiente. Cuando este color se usa con equilibrio, su efecto es muy positivo. Para eso, debemos usar el verde, el amarillo dorado que significa sabiduría, o el azul, que va a enfriar un poco el rojo.

Tonos de rosado: mezcla del blanco con el rojo. Tonos rosados proporcionan calor, afecto y pueden ser relajantes. Los tonos rosados más calientes tienen efecto positivo, pues hacen las personas más activas y con deseos de progreso.

Naranja: ayuda a que la persona despierte su potencial, defienda su propio punto de vista y sea más confiada. Los tonos más pálidos de este color estimulan la comunicación de las personas y el desarrollo de la creatividad. El naranja oscuro debe usarse con moderación, pues puede causar una sensación de desamparo e inseguridad. El naranja claro aporta una sensación de comodidad, alegría y expresividad.

Amarillo: también es un color de gran energía, pues se asocia con la luz del sol. Es caliente, expansivo, activa la mente para que se abra para nuevas ideas. Ayuda en el aprendizaje, pues afecta el plexo solar. Ese color alimenta el ego, por lo que en exceso puede hacer la persona “egocéntrica”. El amarillo y el blanco juntos deben ser usados con moderación, pues pueden causar sensación de inseguridad e inestabilidad. Los tonos de amarillo oscuro, como el mostaza, usados en exceso, pueden ejercer un efecto negativo como pesimismo y negatividad.

Verde: es el color del equilibrio y de la armonía. Ayuda a reducir el estrés y la tensión. Se asocia con la autoestima y da una sensación de libertad y fluidez. Es relajante, pero no debe usarse solo, pues puede dejar el ambiente estático. El verde oscuro proporciona una sensación de fuerza y estabilidad.

Azul: el azul es un color terapéutico, que relaja, calma y enfría. Puede asociarse a la lealtad, integridad, respeto, responsabilidad y autoridad. Pero si se usa en exceso, puede dejar el ambiente frío, puede hacer que la persona se quede indiferente, retraída y con sueño. El índigo puede traerle miedos antiguos a la mente. Por lo tanto, debe usarse con el amarillo, para activar la mente y la intuición; con el rojo, para manifestar las emociones; con el rosado, para despertar el lado afectuoso; y con el durazno para estimular la creatividad.

Fuente: eltribuno.info

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