Imagen: Archivo
De acuerdo con datos de Deloitte Real Estate, el 45% del espacio en construcción tiene ya inquilino, como consecuencia del polo de atracción que la capital británica ejerce sobre inversores de todo el mundo y de una recuperación económica que ha disparado la demanda de oficinas. La inversión anual en la propiedad comercial británica alcanzó los 42.000 millones de libras (52.840 millones de euros) en el primer trimestre del año, el mayor nivel desde el pico alcanzado a finales de 2007, según Real Capital Analytics. Los bajos intereses y la estabilidad política que se percibe en Reino Unido constituyen un imán para los inversores, que ven las islas británicas, y sobre todo Londres, como una apuesta segura. Más del 75 por ciento del dinero invertido en la capital en los tres primeros meses del año procedía de manos extranjeras, como revela la firma Cushman & Wakefield y, sólo el año pasado la City movió un volumen de más de 20.000 millones de libras (25.164 millones de euros). Esta tendencia imparable tiene su muestra más representativa en uno de los enclaves más característicos del siglo XXI: el Gherkin. La venta del icónico edificio diseñado por Norman Foster ha superado todas las expectativas desde que el pasado mes de julio se pusiese el cartel de disponible. Las promotoras de la propiedad encargadas de la operación, Savills y Deloitte Real Estate, esperaban en torno a un centenar de propuestas. Transcurrido menos de un mes del anuncio, son ya más de 200 las que se han inscrito en el registro específico habilitado en Internet para recabar el interés ante una de las transacciones que más fascinación ha despertado en el sector financiero londinense. Como se había previsto ya al inicio de la saga, la oferta victoriosa tendrá que superar los 650 millones de libras (817,84 millones de euros). La torre, cuyo nombre oficial hace referencia a su dirección en la denominada Milla Cuadrada, 30 Saint Mary Axe, es una de las construcciones más características del paisaje londinense. La proyección exterior del inmueble ha generado un notable volumen de atención en el extranjero, no sólo entre los inversores que tradicionalmente vigilan de cerca estas operaciones, sino incluso entre aquellos que, "en general, no parece que estén buscando en Londres", según Savills.
Fortificación londinense
El Gherkin se convirtió en un baluarte de la City desde su apertura en el lugar donde anteriormente se situaba el Baltic Exchange, el mercado naviero, que había sido severamente dañado en 1992 por un atentado del IRA. Su particular estructura cónica le valió su popular sobrenombre, el Pepinillo, en un Londres que comenzaba a apodar a los edificios de acuerdo con su forma.
Hoy en día, la Milla Cuadrada cuenta con el Rayador de Queso, oficialmente 122 Leadenhill Street, diseñado por el prestigioso Richard Rogers; o el Walkie-Talkie, en realidad 20 Fenchurch Street, obra del arquitecto uruguayo Rafael Viñoly y quinto edificio más alto de la capital británica.
Ambos culminan su construcción este año, por lo que todavía no han alcanzado la popularidad de 30 Saint Mary Axe, que ha sido hasta enclave para de bodas. Con sus 41 plantas y hasta 20 inquilinos, su famoso armazón de cristal ha aparecido en numerosos programas de televisión, series y películas.
Por ello, más que como una operación meramente inmobiliaria, su adquisición se presenta más como un trofeo y todo, a pesar de que no es la primera vez que está a la venta: en 2006 había sido comprado por 600 millones de euros a la aseguradora suiza Swiss Re, su dueña inicial.
De los nuevos propietarios, la firma de capital privado Evans Randall, basada en el exclusivo barrio de Mayfair, y la compañía germana de inversión de la propiedad IVG Immobilien, esta última decidió denominar su parte del préstamo de 400 millones de libras (503,26 millones de euros) en francos suizos y sin cobertura monetaria de riesgo. Ya que la divisa se ha revalorizado un 56 por ciento en relación a la moneda británica desde 2007, el edificio había superado ya en 2009 el máximo del valor del préstamo y así permaneció hasta abril, cuando el consorcio de cinco bancos alemanes que habían facilitado la financiación, liderados por Bayerische Landesbank, solicitaron la intervención de Deloitte.
Ya que IVG se veía obligada a desprenderse de uno de los enclaves que más valor añadido le aportaba, su socio se planteó la compra de una participación mayor en la sociedad común. Sin embargo, diferencias en la negociación de los planes para la nueva propiedad impidieron el traspaso y, su declaración de insolvencia en abril dio paso a una de las carreras comerciales más activas que se recuerdan en años. De momento, según sus promotores, el mayor interés ha surgido en Asia, de donde procede en torno a un 40 por ciento de los registros.
Su protagonismo no ha causado sorpresa, ya que se había anticipado una importante presencia de inversores de China y Singapur, así como de Estados Unidos, de donde vendría una de cada cinco propuestas y, Oriente Medio.
La reunión de ofertas ha iniciado un proceso que pasa ahora a una fase de análisis. La puja se abrirá oficialmente en septiembre y, si bien se espera que algunos de los inversores se caigan de la lista, Savills calcula que al menos un centenar acabará pujando por el que representa uno de los grandes protagonistas de la iconografía londinense. Su venta inyectará un importante nivel combustible a los motores de un sector que, tras superar la crisis, sólo conoce la línea ascendente.
Fuente: Eleconomista.es
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martes, 2 de septiembre de 2014
Reino Unido: La demanda inmobiliaria en Londres vuelve al nivel de 2007
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