La mecánica, como la automatización, se incorpora cada vez con más frecuencia a las técnicas de construcción para dar resultados tan sorprendentes como el edificio Sharifi-ha, en Teherán (Irán), capaz de cambiar la configuración de tres de sus cuatro pisos para resguardarse del frío en invierno y abrirse a la luz del sol durante los meses de primavera y verano.
“La idea de una residencia que se cierra y se abre está inspirada en las casas tradicionales iraníes, con unas habitaciones más cálidas y otras más frescas que se utilizan según la época del año”, explica Alireza Taghaboni, arquitecto del estudio Next Office y responsable del proyecto.
La construcción está dividida en cuatro partes:
- Una estructura fija exterior, que da a una fachada estrecha.
- Otra fija posterior que constituye la parte trasera (el edificio es mucho más profundo que ancho).
- Un espacio intermedio vacío, a modo de patio distribuidor con un techo acristalado que permite recibir luz aunque el edificio se cierre.
- Las tres habitaciones móviles que dan a la fachada.
Esas estancias reposan sobre un dispositivo mecánico, construido por la empresa alemana Bumat, que permite girarlas en un ángulo de 90 grados. Es el mismo concepto que sirve para mover escenarios y decorados en las producciones teatrales.
Balcones de ida y vuelta
Basta apretar un botón para que el dispositivo haga moverse la habitación sobre su eje hacia el exterior, dejando a la vista un gran ventanal con una terraza y apareciendo una balaustrada plegable. Otro botón la hace girar de vuelta, haciendo que el lado de la habitación dé a la fachada, protegiendo el interior.
“En verano ofrece un volumen abierto, transparente, con grandes terrazas. En invierno se cierra sobre sí misma, con aperturas mínimas y la total ausencia de balcones”, describe Alireza Taghaboni.
La habitación móvil de la primera planta es un espacio pensado para el desayuno; la de la segunda, como estancia de invitados, y la tercera, como salón, aunque puede cambiarse la utilidad como deseen los residentes.
Las tres tienen una puerta lateral que sirve como acceso a la terraza cuando la habitación se abre al exterior y que comunica con el centro de la casa cuando está cerrada.
El resto de espacios del interior, tanto entre los distintos pisos como entre la estructura de la fachada, el distribuidor central y la estructura posterior, están comunicados con escaleras y pasarelas a diferentes niveles.
De esta forma se configura un entramado armonioso de hormigón, materiales plásticos, metacrilato y madera que, a la vez, da autonomía a las diferentes zonas, distinguiendo las dedicadas a una posible actividad profesional (despachos, áreas comunes…) de las de uso privado (dormitorios, cocina, gimnasio…).
Se trata, en definitiva, de dar vida a la construcción para que se adapte a quienes la habiten… e incluso a la meteorología.
Imagen destacada archdaily.com
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