lunes, 31 de agosto de 2015

Colombia: Piden política metropolitana para regular construcción en altura

Los fenómenos urbanísticos en el área metropolitana se están dando en Bello, La Estrella y Sabaneta. En La Ceja y El Retiro ya se ven torres de más de 10 pisos que atentan contra el paisaje, según la Lonja. FOTO Archivo EL COLOMBIANO
 Hace tres décadas Medellín y su área metropolitana dejaron atrás el modelo de crecimiento urbanístico norteamericano para adoptar uno que, para muchos urbanistas, se denota propio.

De las casas de dos niveles con espacios amplios, solares y grandes jardines, como réplicas de viviendas tipo americanas, se pasó a una grupo de edificios de apartamentos que superan los 20 pisos.

Esa tendencia de crecer en altura, que cada vez se consolida más y muestra, con firmeza, el camino de la transformación urbanísticas en el valle de Aburrá, para representantes del gremio constructor debe ser regulada y según expertos se requiere límites adaptados por una política de vivienda metropolitana.

El furor por la construcción en altura, como también se le ha llamado al desarrollo de edificios de apartamentos, lo demuestra el más reciente informe entregado por la Lonja de Propiedad Raíz, en el que se señala que este año se vendieron 12.241 unidades de vivienda nuevas, de las cuales más del 95 por ciento son en estructuras verticales.

Luis Fernando Arbeláez, catedrático de la Universidad Nacional y experto urbanista, indicó que el argumento de las firmas inmobiliarias para seguir creciendo hacia arriba es que se agotó el suelo urbano. Por eso—añadió—se cambió el paradigma de la ciudad horizontal a la vertical.

“Los nuevos modelos urbanos en el mundo, donde el crecimiento es denso y compacto, son más eficientes y permiten, como sucede en Bogotá que se planteó no crecer al norte para proteger suelos, concentrar la construcción adentro de la ciudad y proteger el suelo”, anotó.
Expansión se ve en ventas

En el valle de Aburrá, la expansión al norte y sur se ha dado también con crecimiento vertical y esa tendencia la dilucida la adquisición, en lo corrido del año, de 3.324 unidades de vivienda nuevas en Bello, superando a Medellín (3.239), Sabaneta (2.063) y Envigado (1.300).

Según los expertos, los indicadores de la creciente construcción en el 2015, han sido jalonados por la producción de viviendas de interés social (VIS), promovida por auxilios entregados en los programas del Gobierno.

También hablan los gremios de la construcción de un mayor desembolso de créditos hipotecarios a familias de bajos ingresos.

De acuerdo con la Lonja, al cierre del primer semestre había 17.792 unidades disponibles en 363 proyectos y que suman 1,2 millones de metros cuadrados. Este indicador solo es superado en el país por Bogotá, sumado a municipios aledaños, con 22.042 unidades.

Para Federico Estrada, director de La Lonja, el crecimiento vertical no se debe mirar como algo nocivo para una urbe, sino como la posibilidad de tener ciudades más compactas.

“Es más inteligente el desarrollo no horizontal. Es generar ciudades compactas manteniendo el equilibrio en cuanto a generación de espacios físicos e infraestructura vial”, explicó.

El directivo gremial. Entre tanto, manifestó su preocupación por una eventual dilatación de la formulación de los macroproyectos, como mecanismos que viabilizarán la construcción en el área central de la ciudad dotada de equipamiento y servicios públicos.

“Esto por no contar con un plano de zonas geoeconómicas homogéneas, no se puede disponer plenamente de instrumentos de gestión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) como son la venta y transferencia de derechos de construcción, donde es absolutamente necesario tener tablas de precios de suelo”, dijo.
Crecer, no hiperdensificar

Los gremios constructores coinciden en afirmar que el modelo al que le apuntan en materia de urbanización en el Valle de Aburrá es al del crecimiento hacia adentro.

Esto, sin duda, implica el levantamiento de más edificios. De hecho, el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) plantea la construcción de 426.000 viviendas, la mayoría en las laderas del río Medellín.

Sin embargo, antes de llevar a cabo el plan, el director del Departamento Administrativo de Planeación, Jorge Pérez Jaramillo, afirmó que en la ciudad se requiere una mejor gestión de la autoridad y el control de usos del suelo que alteran la convivencia ciudadana, “pero también es fundamental el compromiso de los habitantes para construir una urbe ordenada”.

Ese llamado al orden en construcción, no es más que evitar lo que Federico Estrada, director de La Lonja, ha denominado las hiperdensidades, que no son más que las excesivas alturas.

“En algunos municipios del área metropolitana el ordenamiento no tiene tope de alturas. Hay desmedidas, y este es un llamado en regiones como el Oriente cercano, donde hay alturas que atentas contra el paisaje, a que regulen las normas”, apuntó.
Origen de la verticalización

Arbeláez no duda en dilucidar que la marcada tendencia de construir en altura se debe a un aprovechamiento de la infraestructura y a la reducción de los costos por parte de constructores.

No obstante, la génesis del modelo urbanístico del Valle de Aburrá fue explicado por el docente de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), José Guillermo Ánjel, en una publicación de esa institución.

“Ubicarse en el valle no permite la expansión en construcciones de uno o dos pisos, sino que debe ser en vivienda de altura”, enfatizó.

En el mismo texto, el ingeniero civil y docente de la Facultad de Arquitectura de UPB, Iván Emilio Aristizábal Restrepo, dijo que se dio un cambio en el sistema de vivienda y constructivo con los edificios.

“Las casas, hasta entonces, habían sido realizadas por maestros de obra, que eran diseños sin misterio estructural: casas de uno o dos pisos, con vigas en madera y muros de ladrillo”, anotó.

Pero el modelo actual de Medellín y los municipios aledaños propende ciudades compactas con transportes eficientes y energías limpias. Esto para Arbeláez, se contrapone a la tendencia de suburbios, como sucede en Estados Unidos, en la que es necesario utilizar el automóvil.

“En esas condiciones se necesita abastecerse de gasolina y hay más contaminación”, aseveró Arbeláez.
Se requiere un equilibrio

La misma torre que en Medellín se construye de 17 pisos, porque hasta ahí lo permite la norma, en Sabaneta, La estrella, Bello o Itagüí se hace de hasta 30 niveles.

Por eso Estrada invitó a que los municipios que comprenden el Valle de Aburrá se reúnan y concreten disposiciones sobre la construcción.

“El reclamo es a que las localidades vecinas se hablen entre sí”, acotó.

Así lo sentenció Arbeláez, quien instó a las autoridades, y al sector de la construcción a buscar un equilibrio entre las ciudades compactas y la sostenibilidad.

“Las ciudades más compactas y densas requieren ser más eficientes energéticamente”, estableció, en tanto hizo un llamado a la necesidad de encontrar un equilibrio ambiental para la construcción de vivienda vertical.

Agregó que , si bien en Medellín se busca controlar la altura de sus identificaciones, las áreas urbanísticas y los índices de densificación, los municipios vecinos no lo hacen.

Por eso, propuso, que debe haber una política sobre construcción que evite abusos por parte de los constructores, que limite la construcción vertical y que exija compensaciones ambientales.

“Así como hay una autoridad que regula el transporte y el medio ambiente en el Valle de Aburrá debe existir una política metropolitana sobre vivienda”, concluyó.
Contexto de la Noticia.

Fuente: El Colombiano

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