Fuente: www.idealista.com
Mientras otros países como en el Reino Unido sufren grandes problemas ante la escasez de vivienda, en Japón están luchando por evitar el aumento de casas abandonadas en peligro de derrumbamiento, las llamadas ‘akiyas’. El gobierno nipón está tratando de levantar este tipo de viviendas con un nuevo modelo de negocio a través de la agencia estatal de vivienda, Katitas. La oficina compra directamente las viviendas a los propietarios, las rehabilita y las vuelve a poner a la venta totalmente reformadas. El mercado de la vivienda nipón El mercado de la vivienda en Japón tiene sus peculiaridades, diferenciadas de lo que conocemos en Occidente. Mientras en EE.UU. o Reino Unido el 90% de las viviendas que se venden son de segunda mano, en Japón solo suponen el 15% del total del mercado.
Otra de las mayores características del mercado japonés es que la mayoría de sus casas, sobre todo fuera de las grandes ciudades, son viviendas prefabricadas de madera, un modelo poco establecido en Europa, destinadas a perdurar unos 30 años de media.
También tiene su peso en el mercado el fuerte arraigo de la cultura nipona. Cada generación disfruta de una vivienda que los descendientes derriban y vuelven construir sobre los anteriores cimientos pero siempre en los terrenos ancestrales de la familia.
El problema está surgiendo en los últimos años en los que la población del país está descendiendo y se abandona la vida en el campo para trasladarse a las grandes urbes niponas mientras se siguen construyendo nuevas viviendas. Las familias abandonan sus casas que quedan al libre albedrío de la naturaleza. Los terremotos, las hormigas y las termitas pueden acabar fácilmente con estas viviendas de madera si no se conservan bien.
Según el Instituto de Investigación Fujitsu, casi una de cada tres viviendas en Japón estará vacía para 2033 si se mantiene el actual ritmo de construcción, frente a un 23% de casas en stock si bajara el nivel de edificación de casas nuevas.
Pese a lo que pueda pensar un occidental, son casas agradables, confortables y muy útiles pero, sobre todo, son baratas. Katitas pide de media unos 8,98 millones de yenes, unos 65.400 euros, al cambio, por cada casa a la venta.
Un largo trabajo para Katitas
En los dos últimos años y medio, la agencia estatal de vivienda se ha hecho con más 3.000 viviendas. El 40% de ellas estaban vacías. “La mayoría de nuestras compras son viviendas procedentes de herencias. La mayoría de los herederos ya cuentan con casa propia y deciden vender porque no pueden mantenerla”, afirma Katsutoshi Arai, presidente de la agencia estatal.
“Las casas que vendemos son a menudo más baratas que alquilar”, afirma Arai, que compara los precios con los arrendamientos, que rondan los 30.000-40.000 yenes al mes. Arai concreta que los Akiya han pasado de ser un símbolo de la decadencia a convertirse en el camino para empezar una nueva vida para muchas familias.
La nueva ley estatal permite a los gobiernos locales penalizar a los propietarios de las viviendas en mal estado. Si no cuidan sus casas, las reforman o directamente las derriban pueden ser duramente sancionados.
El caso particular de Tokio
Mientras el país sufre este problema de la vivienda, Tokio se mantiene en su propia burbuja inmobiliaria. Con 38 millones de habitantes, el mercado residencial en esta megaurbe sigue en auge. Los precios han aumentado entre un 30%-50% desde 2012 en las principales zonas de la capital, mientras el índice oficial de precios habla de subidas del 20%.
Los estímulos masivos del Banco de Japón a una economía en crisis han reducido las hipotecas y han debilitado al yen, lo que ha favorecido que los inversores chinos pongan en ojo en el mercado inmobiliario en su vecino.
Tokio está absorbiendo en su periferia a la mayoría de las migraciones nacionales mientras el resto de país se sigue desgranando poco a poco.
Fuente: Idealista.com
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viernes, 14 de agosto de 2015
Japon: Japón busca una solución urgente para acabar con el problema de las viviendas vacías
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