En la decoración, tu energía es un elemento más.
Así, de acuerdo al presupuesto del que disponemos invertimos en muebles y accesorios, sin meditar en que lo que realmente hace que un ambiente sea ideal y acogedor, es la actitud y armonía con la que se desenvuelva quien habita el lugar.
Mónica Koppel, experta en decoración, explica que para lograr un ambiente agradable cuentan elementos como mantener el lugar limpio y ordenado, ya que habla mucho de nuestra personalidad y de qué tan organizados somos mentalmente, así como también el buen gusto, que desde luego es un elemento que habla de cómo percibimos la vida, nuestros gustos y preferencias.
Sin embargo, dice, “nuestro cerebro capta el ambiente que le rodea y reacciona de acuerdo a ello, por ejemplo, un lugar sucio y maloliente nos genera malestar, incomodidad y la necesidad de apartarnos tan pronto como sea posible de ahí, mientras que otro que está limpio, aunque sus muebles y decoración sean de lo más sencillo, nos invitará a permanecer ahí, a gozar de buen humor y actuaremos con mayor fluidez y control de cualquier situación”, dice la especialista.
Pero todo extremo es malo, pues asegura que también un sitio en el que todo es perfecto, con artículos costosos, también puede causar estrés, pues evidentemente hay que ser en extremo cuidadosas para evitar que un descuido termine por maltratar tan delicada decoración.ç
Tú lo haces lucir
La forma en que recibimos a los invitados o compañeros de techo, tanto con palabras, acciones y la propia actitud, es determinante para lograr un sitio acogedor, “y hay que crear también la atmósfera de acuerdo a las sensaciones que buscamos provocar, que idealmente debe ser amable, cordial, animosa y de buena voluntad.
"Cuando buscamos cercanía con la pareja, y no solo me refiero al campo íntimo, hay que evitar los distractores como el televisor, propiciar que sea un espacio en el que se favorezca la comunicación: ventilación adecuada, que disponga de luz y un mueble en el que puedan sentarse cómodamente y verse a los ojos”, sugiere.
Y sobre todo, hace énfasis en la necesidad de propiciar como primer objetivo que uno mismo se sienta pleno, para así tener la disposición de compartir ese bienestar. Adicionalmente, no hay que dejar de incluir efectos como por ejemplo:
• Flores frescas y plantas para interiores.
• Texturas agradables y que ofrezcan comodidad.
• Colores vivos que inspiren.
• Luz natural.
• Velas aromatizantes.
• Acomodar los muebles de forma que inviten a llegar a ese lugar.
Si tenemos presente que lo que llevamos dentro impacta en nuestro exterior, nos será más sencillo aceptar que el primer trabajo para generar bienestar empieza con nosotras mismas, y qué mejor que procurarnos felicidad para compartirla y reflejarla en nuestros espacios.
Fuente: eldiariony.com
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jueves, 9 de octubre de 2014
Armoniza tu decoración con una actitud positiva
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