Aunque tengas que parpadear varias veces para estar seguro de ello, no te has metido sin querer en la película de El laberinto, ni ibas persiguiendo un conejo blanco con reloj para acabar cayéndote por el agujero del árbol de Alicia en el País de las Maravillas. No obstante, si ves algún gato por la zona, no te cortes en preguntarle entre susurros y sin que nadie te oiga, si conoce el camino que debes seguir porque si se cuela dentro de la Crazy House de vez en cuando, no sería de extrañar que te contestara.
Arte reconvertido en naturaleza
“Hang Nga Crazy House”, es como se conoce a esta curiosa casa ubicada en la ciudad de Dalat(Vietnam), a poco más de 300 km de la gran Saigón. Dalat tiene una personalidad diferente al resto del país en varios aspectos y, en ella, se dan ciertas curiosidades que hacen que casi todos los viajeros la tengan en su hoja de ruta cuando se disponen a recorrerlo. Desde luego, el original diseño de La Casa de la Locura, en la que es posible pasar la noche, colabora y mucho en la lista de excentricidades de Dalat.
Este peculiar inmueble es obra de Hang Hga (que le da nombre a la casa) e hija del expresidente vietnamita Truong Chinh, el mismísimo sucesor de Ho Chi Ming. Esta situación familiar ya ofrece algunas pistas para entender cómo la arquitecta consiguió salirse con la suya en este proyecto. Aun siendo quien era, las obras se interrumpieron en varias ocasiones y esta doctora en arquitectura tuvo que “pelear” la construcción de una obra que en algunos momentos fue tachada de ir en contra de los valores del régimen. En este caso sus técnicas de convicción triunfaron y, gracias a ello, podemos disfrutar en la actualidad de un edificio que poco o nada tiene que ver con el resto de la arquitectura del país.
Soñar está permitido
The Crazy House, en la que su autora tiene una habitación, es una especie de mezcla entre el mundo de los sueños y las pesadillas. Además de como hotel, funciona como sala de exposiciones. Recorrer sus estrechos corredores, subir y bajar sus empinadas escaleras que desafían las leyes de la gravedad y por las que apenas cabe una persona rozándose con los laterales, y en la que estás rodeado de representaciones de la naturaleza tanto animal como vegetal, es un espectáculo en sí mismo. Esta era la finalidad última de su creadora cuando la diseñó: acercar la naturaleza al espectador.
Las sensaciones al recorrerla son agridulces. A veces recuerda a un Tim Burton con acidez de estómago o al producto de una juerga entre Gaudí, Dalí y Disneyland. Lo más curioso de todo ello es que cuando su autora hizo los diseños, no había estado en ninguno de los lugares que idearon.
Cuenta con un total de diez habitaciones, cada una de ellas inspirada en diferentes especies de animales, el bosque, la jungla y hasta una en la que te sientes como dentro del árbol de Winnie the Pooh. En alguna podrías pasar horas leyendo tranquilamente mientras que en la de al lado te dan ganas de salir corriendo nada más asomarte por la puerta y ver la decoración con arañas que te espera dentro. Es curioso cómo uno no termina de estar seguro de si lo que ve le gusta, o todo lo contrario.
Crazy House es otra curiosa construcción que, como el Templo Blanco y La Casa Negra de Tailandia, no pasan desapercibidos a ojos, tanto de los que viven en la ciudad, como de los que vamos de paso. Reclamos turísticos que no nacieron con esa vocación. Obras de soñadores que decidieron hacer las cosas de forma diferente a todo lo que les rodeaba.
Fuente: Blog de Anida
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