La problemática del consumo indebido de alcohol, medicamentos y otras drogas es un flagelo social con carácter universal, en el cual el mundo corporativo no puede evitar estar inmerso.
Las personas que forman parte de una empresa -o que ingresan a ella- son una muestra precisa de la comunidad que la rodea, y por lo tanto tienen los mismos riesgos de sufrir problemas vinculados con los consumos de sustancias, como cualquier otro integrante de esa sociedad.
Hay factores personales, familiares, sociales -y hasta determinadas condiciones de trabajo- como los lugares confinados, los trabajos peligrosos, los horarios muy desordenados o nocturnos, las situaciones de desarraigo o las malas relaciones laborales, que actúan comocondicionantes o predisponentes para el desarrollo de esas enfermedades.
Éstas afectan gravemente -y por igual- tanto a quienes las padecen como a sus familiares, compañeros de trabajo, sindicatos y empresas.
Las compañías pueden verse seriamente afectadas en su rentabilidad, por la caída de la productividad, debido a fuertes incrementos en los índices del ausentismo y accidentologia, o a aumentos de problemas disciplinarios, deterioro en la calidad de los productos o servicios, falta de cuidado del medio ambiente, perdida de imagen corporativa, etc.
El riesgo -e invariablemente el costo adicional- que representa un empleado con problemas de abuso de alcohol u otras drogas, puede ser devastador para una compañía, por lo que éstas deben conocer la idiosincrasia, costumbres y patologías del entorno social en las que están inmersas para poder dar respuesta a esta problemática de características multicausales.
En las empresas pequeñas en particular, un empleado con dificultades de consumo de sustancias puede producir accidentes serios, que generan problemas de enorme magnitud.
Desde hace varios años, en los centros de trabajo más importantes del mundo, se mira con preocupación este tipo de problemas, tanto por su gravedad como por la necesidad de tomar urgentes medidas para evitar riesgos.
Por ese motivo, se trabaja intensamente para encontrar maneras prácticas de enfrentarlos y mantener, al mismo tiempo, la salud de los empleados, el control sobre los costos de atención médica y los gastos por accidentes.
El desafío es que, para lograr respuestas efectivas a esta problemática, es necesario abarcar aspectos múltiples que no necesariamente se circunscriben de manera específica al ámbito del trabajo, sino que se debe ir mucho más allá.
¿Qué pueden hacer entonces las empresas para afrontar este problema? Mucho… con el solo hecho de dar un primer paso, que es fijar una clara posición frente a las situaciones de consumo de sustancias tóxicas en sus propios ámbitos de trabajo.
Existe consenso universal entre los distintos sectores de empresarios, trabajadores y sindicatos, sobre la efectividad de esas iniciativas en el ámbito laboral para prevenir y reducir el abuso de alcohol y otras sustancias.
El lugar de trabajo presenta características particulares muy favorables para el control y tratamiento de estas afecciones.
El hecho de “pertenecer” a una estructura, de tener que comprometerse a iniciar y sostener un programa de recuperación a cambio de mantener el puesto de trabajo y la remuneración, el acompañamiento de la empresa, el compromiso de confidencialidad y el aliento de los compañeros, son muy fuertes estímulos en los procesos de recuperación de este tipo de enfermedades.
La forma más efectiva de afrontar estos problemas es constituir las empresas como “lugares de trabajo libres de drogas” mediante el diseño e implementación de políticas empresariales de uso Indebido de alcohol y otras drogas, orientadas a la educación, prevención, tratamiento y rehabilitación de los afectados, e incorporar estas medidas como parte de las condiciones habituales de contratación.
Esas políticas abarcan todos los aspectos vinculados con la seguridad de los trabajadores, de su entorno laboral y del medio ambiente -particulares para cada empresa- haciendo especial hincapié en la asistencia al enfermo, la confidencialidad de la información, los procedimientos de seguridad y adecuados programas de prevención.
La mayor parte de esos programas están preparados para abarcar todos los niveles de la población laboral, inclusive hacerlos extensivos a las familias de los mismos, lográndose así un efecto preventivo multiplicador de gran impacto positivo, tanto en la salud de la población como en la imagen corporativa de la empresa.
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