Me encantan las finanzas y todo lo relacionado con la psicología de las decisiones sobre el dinero. Lamentablemente para mí, esa es una pasión que casi por pudor debo de guardar en secreto.
A la mayoría de la gente, incluidos mis antiguos compañeros de universidad o los colegas de profesión, les aburre enormemente hablar sobre la gestión del dinero, finanzas personales o educación financiera. Incluso hay hasta quien le molesta que se hable de finanzas o de dinero delante de ellos.
Curiosamente todos nosotros tomamos todos los días de forma consciente o inconsciente, infinidad de decisiones financieras que afectan a nuestras finanzas personales. Sin embargo en la mayoría de casos, se ejecutan de una forma autómata o poco reflexiva. Con una gran influencia del estado emocional y muchas veces, basadas en expectativas formadas con cantidad de prejuicios.
De hecho las finanzas están tan integradas en lo cotidiano de nuestras vidas, que considero la educación financiera como un área de conocimiento tan elemental como los modales o saber leer y escribir.
Hay una especie de negación de lo monetario, cuando en realidad hay muchas personas que viven esclavas del dinero a veces hasta sin saberlo. Tan malo es obsesionarse como ignorar el mundo de las finanzas. Por eso creo que es muy importante tener claros algunos principios básicos sobre educación financiera, que pueden ahorrarnos muchos problemas en nuestras vidas.
No en todos los países ocurre igual, pero en España, hay unas carencias muy grandes de cultura financiera. Ahora parece quiere ponerse remedio y se intenta dar algunas pautas en los colegios, para que los niños conozcan y tengan algunas ideas claras en torno al dinero.
Como por ejemplo, el trabajo que cuesta ganar el dinero y saber valorar las cosas que pueden comprarse con él. Así como uno entiende que el dinero es un recurso escaso, al que se accede con esfuerzo y no puede emplearse de forma frívola cuando hay necesidades primarias que atender.
Sin embargo esto es algo que muchos adultos nunca llegan a entender correctamente. Y no digamos, si se trata de individuos que han crecido en entornos familiares de holgura económica. Aunque parezca una tontería, tener claro este principio, es fundamental para administrar el dinero con sensatez y no generar distorsiones entre la realidad y lo esperado, que conducen a la insatisfacción.
Además de esto, en educación financiera, hay que aprender que hay que tratar por todos los medios no depender nunca de una única fuente de ingresos.
La mayoría de nosotros estamos educados para formarnos y encontrar un empleo en el que perpetuarnos de manera indefinida. Y con esa estabilidad soñada, pagar nuestras facturas a final de mes y formarnos expectativas erróneas.
Este último punto me lleva, a que la educación financiera nos enseña, quedebemos ajustar nuestro gasto al dinero que se dispone. No al dinero que esperamos disponer en un futuro o a la estabilidad de nuestros ingresos.
Hay una diferencia sustancial entre lo que realmente puedes pagar y lo que crees que puedes comprar basándote en que tienes un ingreso que se mantendrá a lo largo del tiempo.
La educación financiera también consiste en evitar caer presa de los modelos de consumo que nos inculcan desde pequeños. Que nos hacen creer que tener más es ser más y que con el dinero se puede comprar felicidad.
Si te fijas no paramos de compararnos con el de al lado y en ocasiones vivimos presa de la frustración de no tener cierta posición económica para poseer ciertas cosas que son inalcanzables para una mayoría. Pero que pensamos que teniéndolas lograríamos una gran satisfacción.
Con esto quiero decir, que así como hay que entender que no se puede gastar lo que no se tiene o apalancarse en expectativas futuras, tampoco hay que obsesionarse con acumular dinero.
Con educación financiera deberíamos aprender que el dinero no es una meta en sí misma. Y que hay que establecer objetivos financieros concretos para poder dirigir mejor nuestra capacidad de ahorro. Para evitar ser presa de la ansiedad, la frustración o incluso caer en depresión, por no tener dinero o no poseer determinadas cosas.
El dinero es una herramienta que nos puede proporcionar seguridad o nos puede ayudar a ser un poco más libres. Del mismo modo que hay que entender que algunos tipos de deudas pueden esclavizarnos y atarnos a trabajos que no nos gustan o llevarnos a problemas financieros. Y todo por tener un mejor coche, una casa más grande que la del vecino o llevar un ritmo de vida más alto del que podemos permitirnos contrayendo además deudas en momentos equivocados en nuestra vida
Otro de los principios básicos de la educación financiera, es que hay que aprender a ahorrar cuando las cosas nos van bien, para proteger nuestro futuro en momentos de necesidad o cuando surjan los problemas.
Y eso también implica que hay que saber manejar el dinero en otros productos de ahorro que no sean simplemente los plazos fijos. Al menos para saber decir que no a una propuesta con conocimiento de causa. No puede ser que España tenga el perfil de ahorrador-inversor más conservador de Europa, simplemente porque somos unos ignorantes y no tenemos cultura, o educación financiera.
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