Desde que me dedico al mundo de la educación financiera y las inversiones, son muchas las veces que he oído hablar bien, mal, y sin sentido, de tres adjetivos, que dentro del mundo en el que me encuentro ubicada, se pronuncian con frecuencia. Se trata del usurero, del especulador, y del inversionista.
Lo que está completamente claro, es que en los tres casos, se actúa, bajo la misma finalidad, que es ganar dinero.
Vamos a definir exactamente lo que representa cada término, para que quede bien especificado, y claro, y así poder tener una opinión de base a lo que se refiere cada una de estas palabras.
La figura llamada usurero, proviene de la palabra usura, y es el interés que se obtiene por dinero, o por género, en un contrato de mutuo acuerdo. Al entender como “usura” un precio demasiado alto en concepto de intereses, por un servicio, o préstamo realizado, nos lleva a pensar que hay un precio medio estandarizado, y que a partir de él, y a través de los gobernantes que consideran y fijan tipos máximos de interés, lo califican en el momento que superan éstos.
Sin embargo, en el momento de la firma del acuerdo por las dos partes que contratan, se está de acuerdo en el pago de estos intereses, aunque se entiendan “leoninos”, y “abusadores”. Será por la necesidad momentánea urgente de la parte solicitante. Aunque entendiendo que las partes tienes plena libertad en contratar en España, aún y por suerte nos regimos por la Ley Azcárate, la Ley de la represión de la usura que declara la nulidad de todo contrato de crédito o préstamo en que se estipule un interés desproporcionado, en el momento y en relación con el mercado. Ya han sido muchos los casos en los que se ha anulado el contrato por esa causa, y lo curioso es que la ley, fecha del 1908. Algunas hipotecas han sido anuladas, por este concepto, pues los intereses de mora eran realmente excesivos.
Según algunas sentencias se entiende usura, al triple del interés marcado por el mercado, en otras lo que supere al 30% de interés.
La figura del especulador, es la del que adquiere, o compra un bien, con el fin de obtener en su reventa un beneficio rápido, solamente con el aumento de precio, debido este hecho a escasez de producto y situaciones especiales del mercado.
Normalmente el especulador, no tiene ninguna intención de generar beneficios para otros con estas operaciones, ni contribuye al crecimiento de ninguna empresa, ni ninguna iniciativa.
Tenemos muchos ejemplos para citar, más no voy a extenderme mucho con ellos. Tales eran los casos de comprar un inmueble por 10, y venderlo por 20 al cabo de una semana.
No sólo en inmuebles, se encuentras especuladores, sino también en la bolsa; comprar acciones, cuando se tiene una información privilegiada, y venderlas al cabo de unos días cuando el mercado ha subido, y se estima que pueda volver a bajar. Es una forma de hacer dinero rápido, que muchas personas utilizan para enriquecerse.
Las personas consideran que ser especulador es malo, pero el especulador, en cierta manera también crea empleos, y genera impuestos, por lo que puede entenderse en cierta manera que también contribuye a crear riqueza.
Aunque tendríamos mucho que hablar de la especulación financiera con los alimentos de primera necesidad, en los países en vías de desarrollo, y los fondos buitres, que eso según mi parecer ya pasa de los tres términos trabajados en este post, y asoma al límite de la ilegalidad, y del abuso.
La figura del inversionista, (aunque en algunas ocasiones, el término es erróneo, y se le llama inversor, debido a que la prensa ayudó a confundir, pues un inversor es para temas eléctricos o electrónicos), pero por no marear la perdiz, seguiremos hablando del inversionista ;).
El inversionista es el que compra un bien, invierte capital, en la creación de riqueza, o compra acciones en bolsa, esperando recibir los dividendos, por aumento de productividad en la empresa. O sea, cuando el dinero se integra para la producción y cooperación de su crecimiento.
Se podría diferenciar especulador de inversionista, en que cuando la persona compra un inmueble para revenderlo o esperar el momento del auge económico de ese bien, y sacar provecho por el simple hecho de haberlo adquirido bajo unas circunstancias propicias para ello, es un especulador. Cuando una persona compra un inmueble, para uso propio, para alquilarlo dando así servicio a un tercero, y al cabo de unos años lo vende, entonces es un inversionista.
No quiero , ni pretendo juzgar a nadie, pues en los tres casos se trata de vender más caro, y la caricatura que tendemos a hacer es que los usureros, y los especuladores, se consideran malos, mientras que los inversionistas, se consideran gente instruida, y refinada, con una actividad digna, y que muchos quieren aprender a desarrollar.
Sin engañarnos, ¿A quién no le gustaría enriquecerse encontrando un chollo , y vendiéndolo más tarde, sin más preocupaciones?
Cada uno que analice su forma de hacer negocios, pues al final se ve una diferencia ficticia, e incluso podría llegarse a entender que la mayor diferencia del usurero, el especulador, y el inversionista, podrían verse definidas por el horizonte del tiempo, en que hacen negocios. Ninguna de estas tres figuras trabajan altruistamente, como casi nadie en el mundo.
¿Y tú, cómo te defines?
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