sábado, 26 de diciembre de 2015

Por qué las empresas de mujeres crecen menos

MUJERES EMPRENDEDORAS
El emprendimiento empresarial femenino contribuye a dar dinamismo al sector privado y estimula el crecimiento económico en general.
Las empresarias no solo generan ingresos, sino también crean nuevos puestos de trabajo y competencia entre los negocios, lo que resulta en mayor productividad, rentabilidad y transferencia tecnológica.
En las últimas décadas, los países de América Latina y Caribe han registrado un aumento importante en el número de microempresas lideradas por mujeres, además,  la atención se ha centrado en el desarrollo de sus microempresas, no solo como una forma para salir de la pobreza (necesidad), sino también como un medio de empoderamiento económico de la mujer (oportunidad).
Si bien es cierto, las mujeres somos un importante factor económico empresarial, el tamaño de nuestros negocios no crece, ni genera sostenibilidad, a largo plazo, ya que la mayoría de las empresas de propiedad de una mujer son pequeñas. A medida que aumenta el tamaño de la empresa, el porcentaje de propietarias se reduce en todos los países de América Latina y Caribe. 

¿ POR QUE NOS CUESTA TANTO CRECER?
Si bien es cierto,  los obstáculos de mercado, las regulaciones para el funcionamiento y crecimiento de un negocio afectan por igual a propietarios hombres y mujeres, existen otros motivos que afectan de forma directa y desproporcionada a las mujeres:
– Roles Tradicionales de género: Los roles tradicionales de género continúan cargando a las mujeres en forma desproporcionada con responsabilidades familiares y domésticas.
Es más probable que sean las empresarias y no los empresarios quienes planteen tener que cuidar a hijos pequeños, cumpliendo otras obligaciones familiares y tareas domésticas. Este es un obstáculo para el funcionamiento y el crecimiento de su negocio.
El trabajo no remunerado que realizan las mujeres empresarias en labores domésticas y cuidar a su familia puede influir en el esfuerzo y el tiempo que pueden dedicar al negocio.
– Aversión al Riesgo: Las  mujeres se quedan en la etapa incipiente de un negocio y no lo abandonan por oportunidades nuevas y más rentables, porque tienen mayor aversión al riesgo o temor a la hora de postular a un crédito, ya que están menos familiarizadas con instrumentos de crédito de mayor envergadura, además de sentirse menos cómodas con el tamaño del crédito, en comparación con los hombres.
– Concentración de Sectores: Mientras que los negocios de los hombres se distribuyen entre una variedad de siete grupos de industrias, los negocios de las mujeres se ubican principalmente en la concentración de tres sectores: el comercio, los servicios y la manufactura, con una alta concentración en el comercio, situación que las torna más vulnerables ante crisis específicas.
– Menos frecuencia de préstamos: Los empresarios y las empresarias difieren mucho en el uso de los recursos del crédito: las mujeres suelen solicitar préstamos con menos frecuencia, solicitan créditos más pequeños y dependen más a menudo de fuentes informales.
– Escasez de Empoderamiento Femenino: Las empresarias se sienten menos capacitadas para enfrentar procedimientos complejos que sus contrapartes hombres, situación que se puede revertir a través de Talleres de Autoestima, Coaching, Empoderamiento ejecutivo y personal.
La mujer empresaria de hoy en día busca reivindicación, a través del empoderamiento femenino, en función de obtener las mismas oportunidades, en igualdad de condiciones que permitan alcanzar su desarrollo profesional, y personal por sí misma.
Si bien es cierto que las microempresas son claves e importantes en el corto plazo, desde el enfoque de reducción de la pobreza y empoderamiento económico de la mujer, hace falta una visión a mediano y largo plazo para que las empresarias tengan éxito en la sostenibilidad del ciclo de vida de su empresa, y logren pasar a las siguiente fase del negocio o, de igual manera, tomar la decisión estratégica en el momento adecuado para abandonar aquellos emprendimientos menos fructíferos y empezar de nuevo.
Las mujeres empresarias requieren generar un crecimiento real hacia un nuevo nivel macroeconómico,  que a su vez les permitirá contar con un nuevo tamaño de negocio y afianzar la seguridad en sí mismas.
Asimismo, se debería de impulsar y promover  más políticas que se concentren no sólo en la creación de nuevos negocios, sino también en mejorar los existentes, en las operaciones, desarrollo y crecimiento,  con el fin de ayudar a las empresarias a ampliar sus negocios y/o mejorar su productividad.

Por: Ana Romero

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