lunes, 15 de abril de 2013

CURIOSIDADES INMOBILIARIAS: COREA DEL NORTE

El secreto que esconden las casas de Corea del Norte

Un objeto que en teoría no está ahí, porque si se demuestra que está, sus dueños serían severamente castigados. Jung Young-chul, un norcoreano de 34 años que abandonó su país en 2012, recuerda muy bien el suyo.
Estaba escondido en la cocina, dentro de un contenedor que usaba para hacer arroz. Era una radio de onda corta con la que él y su familia escuchaban, en secreto, retransmisiones provenientes de Corea del Sur.

 
 
Una vez, un amigo me contó una historia que había oído la noche anterior en un programa surcoreano", recuerda hoy. "Se lo comenté una noche de copas y me confesó que él también tenía una radio de esas. Nos reímos juntos. En cada casa norcoreana hay al menos un objeto secreto de esos".
En un país de normas tan estrictas, donde todos los ciudadanos están obligados a ser fieles solo a la familia Kim, es fácil que el gesto más pequeño se considere una insubordinación y tenga que ser guardado en el más riguroso de los secretos.

En el caso de Kim Hee-Young, oriunda de Chonglin y también desertora de su país en 2012, eran varios objetos secretos mucho más efímeros: DVDs con programa de la televisión surcoreana. "Los intercambiábamos en los mercados y siempre se agotaban con mucha rapidez", narra. "Nos quedábamos sin copias casi todos los días".
Según ella, la mayoría de los ciudadanos de Corea del Norte obedecen con celo las restricciones culturales que les son impuestas. Pero solo cuando están fuera de casa. Dentro, añade, todo es diferente. "Donde vivía, imagino que todo el mundo tenía un programa de televisión surcoreana en su casa. No puedes tomar prestado lo que quieres ver si no tienes algo que ofrecer a cambio, así que todo el mundo intentaba guardar al menos un programa en casa".
Estos objetos se guardan en los lugares más inimaginables para evitar que sean encontrados en las inspecciones rutinarias a las que se somete cada hogar. Esto es especialmente complicado en las zonas a las que sí llegan las retransmisiones televisivas de Corea del Sur.
En esos casos, las familias tienen dos televisores: uno que solo sintoniza los dos canales estatales de su país, en los que solo se emite propaganda y luego otro clandestino, que es el que en realidad usan. En estos televisores se origina, según Hee-Young, el mercado negro de programas. Aquí se graban, se comparten con amigos y luego empieza la cadena de intercambios.
Hay otros que escuchan música surcoreana. O se compran ropa de moda en el país vecino para llevarla puesta solo cuando están en la intimidad de su hogar. Todo para demostrar la máxima que se conoce desde hace siglos pero que nunca se aprende: cuanto más estrictas son las normas impuestas sobre una población, mayor ingenio suelen aplicar para romperlas y alejarse del sistema.
Fuente: Yahoo! España

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