sábado, 23 de marzo de 2013

VENEZUELA: CONSTRUCCION

"El Gobierno entendió que la producción nacional de insumos es insuficiente"
Gilbert Dao Presidente de la Cámara Venezolana de la Construcción / Alex Delgado
VenezuelaHubo momentos en los que la industria de la construcción, agremiada desde hace 70 años en una organización que agrupa 2.500 empresas, aportaba información técnica que nutría e impulsaba políticas públicas de envergadura. Pero eso no ocurre desde hace aproximadamente 6 años, afirma Gilbert Dao, presidente de la Cámara Venezolana de la Construcción.

“El diálogo entre los organismos públicos y el sector privado de la construcción es inexistente”, dice sin vacilar. Esto explica por qué problemas como la escasez de insumos, la conflictividad laboral y un marco legal que inhibe el desarrollo del sector no han podido ser resueltos, agrega.

Entre los deberes como cámara, que representa una de las industrias con mayor influencia en la economía, se encuentra la producción de estudios y propuestas que permitan lo que Dao llamó un “desarrollo real de la construcción”. Sin embargo, el aporte no ha hallado cabida en un sector público que busca mediante decretos y restricciones bajar a toda costa los precios de las viviendas en el país.

—¿Cuáles han sido las consecuencias de la falta de diálogo entre el Gobierno y la industria privada de la construcción?
—No poder exponer los cuellos de botella que presenta nuestra actividad diaria. Cuando no hay comunicación la industria se paraliza. Hay que entender que si los proyectos dejan de ser rentables el sector privado simplemente los deja de hacer, porque no tiene la facultad que sí tiene el Gobierno de hacerlos a cualquier costo. Lo que proponemos es un diálogo sincero para entender por qué la construcción ha venido cayendo durante 12 trimestres consecutivos. Eso debería llamarle la atención al sector público.

—¿Cuáles son los cuellos de botella que afronta el sector?
—Son muchos porque lo primero que hay que entender es que la construcción es un proceso complejo que implica planificación, disponibilidad de insumos, buenas relaciones laborales, visión a largo plazo, garantía de recursos para el financiamiento, entre otros requisitos. Todo tiene que funcionar de una manera armónica. Ahora ocurre que, primero, hay escasez de insumos principales, sobre todo de cemento y cabillas, que están regulados pero no se consiguen al precio controlado. Segundo, el desarrollo de todo un nuevo marco legal desde el año 2009 que es muy restrictivo. A eso le sumas el repunte de precios de los insumos, nacionales e importados, los conflictos laborales y una Ley Orgánica del Trabajo que incrementa los costos para la industria.

—¿Cómo ha sido la caída del sector?
—No hay cifras oficiales de 2012. La iniciativa privada es muy escasa. Hay afiliados que están haciendo vida en la Misión Vivienda, pero la realidad es que en 2011 el sector privado construyó 80.000 viviendas, cifra que después bajó a 38.000 unidades anuales aproximadamente. Este año es muy poco lo que ha arrancado nuevo.

—¿El incremento de la cartera hipotecaria de 15% a 20% no fomenta la construcción privada?
—Por un lado contribuye porque tienes una masa monetaria mayor para la construcción, pero por otro tienes unas condiciones que no permiten que los empresarios se motiven a invertir. La legislación del sector financiero ha abierto muchas posibilidades, pero no hay quién construya porque las condiciones son muy complejas

—¿Qué papel tiene el nuevo ordenamiento legal dentro de los factores inhibitorios?
—El nuevo ordenamiento legal es muy restrictivo y tiene unas condiciones que desde nuestro punto de vista no están alineadas con la realidad económica que vive el país. Incluye la Ley de Estafa Inmobiliaria, la ley de emergencia de viviendas, por nombrar las más importantes. Todo ese nuevo ordenamiento hace que el sector privado tenga que reacomodarse, lo que se traduce en costos adicionales. Además, la ley exige que los precios de la vivienda sean fijos, pero cómo pueden establecerse cuando se trabaja con una devaluación, importación de insumos, escasez e inflación. Un proyecto típico tiene una duración de 12 a 18 meses y el propio BCV indica que lo que se está construyendo ya cuesta 25% más. Por eso hemos propuesto una fórmula escalatoria para ajustar los precios en función de las cifras oficiales de inflación.

—¿Y los insumos?
—Entre enero y febrero hubo problemas con el cemento, no sabemos los motivos, pero la mayoría de las obras reportaban una paralización de dos y tres días a la semana por falta de cemento. Los niveles de escasez varían dependiendo de la región del país, lo que genera atrasos.

También se han observado fallas importantes en las cabillas y, recientemente, en las tuberías. Y hay que agregar el aumento de los precios. Todos los insumos están subiendo. Son muy pocas las fábricas en Venezuela de hidroneumáticos, bombas y ascensores, los cuales tienen muchos componentes importados.

—Pero el Gobierno ha dicho que los costos de construcción no deberían aumentar porque 95% de los insumos son de origen nacional.
—Es un poco simplista decir que todos los insumos son nacionales y tiende a estar fuera de la realidad. Ahora estamos haciendo un estudio al respecto. Dependiendo del tipo de obra, el porcentaje de insumos nacionales frente a los importados es diferente. Sin embargo, la realidad es que esta economía es cada vez más importadora y la producción nacional de cemento y cabillas no alcanza. Por eso se están otorgando certificados de no producción para importarlos y así evitar la paralización de la obra. El Gobierno entendió que la producción nacional de insumos es insuficiente.

—¿Entonces sí les ha afectado la devaluación?
—Claro, si hubo una devaluación de 46% importar ahora es más caro. Es cierto que hay insumos nacionales, pero no garantiza que no estén subiendo debido, por ejemplo, al sobrecosto que genera el cambio en la Ley Orgánica del Trabajo.

¿Cómo afecta la aplicación de la Ley del Trabajo en la industria?
—Básicamente, se han tenido que aplicar tres turnos, salvo que sea una obra muy particular. La jornada paso de 44 a 40 horas semanales y si se quiere mantener el ritmo hay que contratar personal adicional para hacer lo mismo se que estaba haciendo antes en el mismo tiempo. Otro factor que influye es el pago del día de descanso, porque la construcción solía trabajar mucho los sábados. Aun así, el sector privado de la construcción ya está prácticamente adecuado a la jornada. El sobrecosto debería estar entre 10% y 15% adicional, dependiendo de si trabajas los sábados.

—¿Han tenido que contratar más personal?
—No, más bien lo que se está haciendo es adecuar la obra en el tiempo porque los constructores están muy amarrados con los costos. Además, hay problemas con la mano de obra, hay violencia en los proyectos y bajo rendimiento producto de la misma Ley del Trabajo, que limita los despidos. Se hace complejo, por eso se trata de mantener la misma plantilla.

—¿Cuáles son las propuestas inmediatas del sector?
—Son tres cosas puntuales: crear alguna fórmula de ajuste al precio de la vivienda, disponer de terrenos con servicios y evaluar las leyes que se han venido aprobando. En una de mesa de negociación esto se aclara, pero si se parte de la base de que el diálogo no existe, el sector se inhibe. Esta industria es la que más mano de obra puede generar, la que trae mayor bienestar y la que más rápido reacciona para mover la economía. No somos un problema, somos parte de la solución.

Déficit y potencial
Sector privado podría aportar 100.000 viviendas al año

Para cubrir el déficit de viviendas en Venezuela, calculado en 2 millones, se deben urbanizar alrededor de 16.000 hectáreas, señala el presidente de la Cámara Venezolana de la Construcción, Gilbert Dao. “Esto equivale aproximadamente a la ciudad de Valencia”.

Indica que las 200.080 viviendas construidas en el año 2012 apenas alcanzan para cubrir el crecimiento vegetativo de la población, que demanda 150.000 nuevas unidades anuales.

Considera que lo primordial es cambiar el enfoque de las políticas de vivienda, ya que no se trata de construir “donde sea” sino generar terrenos urbanizados que permitan procesos de autoconstrucción. Además, deben realizarse proyectos de ciudad que posibiliten a las personas vivir fuera de los grandes centros poblados.
Fuente: El Nacional

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